02 diciembre 2012

Victoria a través de Cristo


Este último domingo nuestro pastor compartía acerca de una curiosa invitación  que le hicieron  un grupo de jóvenes a una reunión donde iba a celebrarse un culto a un extraño personaje, lejos de amedrentarse les dijo que por supuesto, que asistiría, si luego ellos asistían al culto de su iglesia.


Muchas veces nos echamos las manos a la cabeza cuando nos enteramos que  hermanos visitan ciertos sitios no aconsejables para cristianos porque podemos caer en sus tentáculos y es mejor prevenir,  pero mi pregunta es ¿entonces si no entramos en esos sitios, quienes les van a predicar el evangelio?
No tenemos por qué temer al mal, más bien el mal no tiene que temer a nosotros,  porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio, por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios” compartía Pablo al hermano Timoteo. Si tenemos espíritu de temor, esto no proviene de Dios, porque Dios nos ha dado espíritu de poder.
En el antiguo testamento el poder del mal era mucho. Sin una cosa santificada tocaba algo inmundo, lo santo se hacía inmundo. Si tocaba a un leproso, a un muerto o a un animal que no estuviera en la lista de los aceptados, te contaminabas y tenías que cumplir con ciertos ritos para ser bien visto por Dios y por la sociedad.
Sin embargo, en el nuevo testamento todo cambio, la victoria que consiguió Jesús en la Cruz es total, ahora tocamos a un leproso y es probable que se sane, incluso existe la posibilidad de resucitar a un  muerto, y comer de todos los alimentos, ya que Jesús hizo todos los alimentos limpios.
Decía el Pastor que cuando entro en la sala donde se iba a celebrar la reunión dijo “ha llegado la luz”, ahora, si nosotros nos vemos débiles, lo seremos, y si tememos ser contagiosos, nos preocuparemos mas de protegernos, que de aplicar otros principios mayores como ser “luz y sal” del mundo, ser amigos de pecadores, tenemos que estar en el mundo, sin ser de este mundo, sanar enfermedades y predicar el evangelio de las buenas noticias de Jesucristo.
La historia termina es que al final el pastor predico sobre la sangre preciosa que derramo Jesús en la cruz. El derramamiento de la sangre de Jesucristo sobre la cruz, fue el factor que hizo posible que nosotros recibiéramos el perdón de nuestros pecados y la aceptación en la presencia de Dios,  el resultado, el grupo de jóvenes convertidos, y el líder hoy en día pastorea una iglesia cristiana en si ciudad natal.
Dice la palabra de Dios, que  las puertas del Hades no nos atacaran, somos nosotros quien las atacamos y no nos pueden resistir.
Levantémonos y tómenos nuestro lugar, somos hijos del Altísimo y todo esta previsto para mi victoria personal y mi ministerio en el mundo.




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