31 marzo 2010

!Consumado es¡











Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. (Juan 19.30)

¡Consumado es¡ ¡esta terminado¡ ¡lo hice¡ estas fueron las ultimas palabras de Jesús, dichas a gran voz como un grito de victoria.
¿Pero que estaba consumado?
El plan de Dios para redimir al hombre, el mensaje de Dios para el hombre, las obras de Jesús como hombre en la tierra, la tarea de seleccionar y entrenar hombres y mujeres para estarcir el evangelio, todo estaba terminado.
El lo había hecho todo, no había dejado ninguna profecía sin cumplir. Jesús había consumado la salvación una vez y para siempre para toda la humanidad.

29 marzo 2010

La verdadera libertad

Siempre recordare una carta que recibí de un hombre joven que se encontraba preso, me contaba:

Han sido muchas las veces que he estado sentado en mi celda pensando en la libertad física; una vida sin rejas y sin puertas cerradas con llave, en la que eres libre para vivir tu vida como tu siempre has soñado, y no según la que te imponen las autoridades de la cárcel. Yo diría que todos los presos anhelan ser libres y salir de la cárcel, estar lejos de esos muros que nos mantienen encerrados.

Los que están en la cárcel físicamente están, de hecho, en dos cárceles: la una física, y la otra espiritual, porque es el pecado la causa de las dos. Sin embargo, la cárcel física no nos impide escapar de nuestra cárcel espiritual.

¿Entonces la liberación de la cárcel realmente nos trae libertad a los que estamos presos? Cuando salgamos por esa puerta, ya de forma definitiva, ¿estaré saliendo a la libertad, o estaré caminando de una clase de cárcel a otra? Podríamos dejar atrás para siempre la cárcel física, y sin embargo estar todavía en una cárcel tan real como cualquiera de la que haya salido.

Cristo habló de libertad espiritual, pero los corazones carnales no sienten otros pesares aparte de los que molestan al cuerpo y perturban sus asuntos mundanos. Si se les habla de su libertad y propiedad, del despilfarro perpetrado en sus tierras o del daño infligido a sus casas, entienden muy bien, pero si se les habla de la esclavitud del pecado, de la cautividad con Satanás y de la libertad por Cristo, del mal hecho a sus preciosas almas, y el riesgo de su bienestar eterno, entonces les estamos llevando cosas raras a sus oídos. Jesús nos recordó claramente que el hombre que practica cualquier pecado es, efectivamente, un esclavo de pecado, Cristo nos ofrece libertad en el evangelio; tiene poder para darla, y aquellos a quienes Cristo hace libres, realmente lo son. Sin embargo, a menudo vemos a las personas que debaten sobre libertades de toda clase mientras son esclavos de alguna lujuria pecaminosa.

Jesús mismo es la verdad que nos liberta (Juan 8.36). Es la fuente de la verdad, la norma perfecta de lo que es bueno. Nos liberta de las consecuencias del pecado, del autoengaño y del engaño de Satanás. Nos muestra claramente el camino a la vida eterna con Dios. Jesús no nos da libertad de hacer lo que queramos, sino libertad para seguir a Dios. Al procurar servir a Dios, la verdad perfecta de Jesús nos liberta para que seamos todo lo que Dios quiso que fuésemos.

El pecado busca la manera de esclavizarnos, controlarnos, dominarnos y dictar nuestros actos. Jesús puede liberarlo de esa esclavitud que le impide ser la persona que Dios tuvo en mente al crearlo. Si el pecado lo limita, lo domina o lo esclaviza, Jesús puede destruir el poder que el pecado tiene sobre su vida.


19 marzo 2010

La oración ¿cura?

Diversas experiencias médicas comienzan a medir el impacto de las creencias religiosas sobre la evolución de la enfermedad

¿Cura Dios los problemas físicos de las personas? Sí, son muchas las personas que han experimentado curaciones divinas. Según un estudio científico, un 14 por ciento de americanos atribuyen sus curaciones físicas a la oración o intervención divina. ¿Cómo lo hace Dios?

Una respuesta a esta pregunta es que Él altera el curso de la naturaleza de manera soberana y misteriosa, actúa contrariamente a ella para curar nuestros cuerpos que de otra manera estarían destinados a sufrir alteraciones o muerte por una enfermedad específica. Esto es lo que nosotros llamamos “milagro”, lo que no pueden explicar los médicos. Quedan sorprendidos porque no existe ninguna explicación científica. El enfermo sigue un curso totalmente contrario al pronóstico médico. Los que hemos sido curados de esta forma milagrosa estamos muy agradecidos por habérsenos concedido una segunda oportunidad de vivir. Es como aquel hombre de la Biblia que nació ciego pero pudo ver después de que Jesús le tocara los ojos. Ninguna explicación médica es posible. Dios rompe el orden establecido en la naturaleza y en la creación.

Una segunda respuesta de cómo cura Dios a la gente es que lo hace de una forma que los médicos y los científicos no pueden identificar como milagrosa, aún cuando el orden de la naturaleza ha sido alterado. La naturaleza ha cambiado sutilmente, quizá a nivel anatómico sub-anatómico. Con el advenimiento de la física cuántica sabemos que pueden darse alteraciones apenas perceptibles a niveles cuánticos que pueden llegar a cambiar el curso de los acontecimientos. Más aún, hay que tener en cuenta que Dios existe fuera del tiempo, y puede alterar la naturaleza de forma tal que puede curar a una persona y después cambiar totalmente el curso de la historia de forma que los médicos y científicos no puedan comprobar que haya ocurrido nada anormal. Es importante pensar en esta explicación, porque algunas veces Dios puede curar a las personas sin que los médicos y los científicos puedan probar que se han curado.

Una tercera respuesta a la pregunta de cómo cura Dios a los enfermos es que lo hace a través de nuestra fe en El, activando los procesos fisiológicos del cuerpo (sistema inmune, hormonal, circulatorio—los procesos curativos) para acelerar la curación y recuperación. Mucho se ha dicho sobre el poder de Dios para curar por medios milagrosos, misteriosos e inexplicables, pero se ha hablado menos de cómo Dios, en algunos casos puede utilizar los mismos cuerpos que El ha creado para conseguir una rápida curación a través de procesos naturales, explicables científicamente.

Cerebro y curación

Los científicos están aprendiendo más y más sobre la forma en que varias partes de nuestra mente estan conectadas a procesos fisiológicos de nuestro cuerpo.

En muchos aspectos ésto ya es milagroso. Es realmente maravilloso que nuestros cuerpos hayan sido creados de forma que puedan ser “conectados” por Dios. Existen conexiones directas entre el cerebro (centro de nuestra voluntad y de nuestra fe) y los sistemas curativos descritos más arriba. Sabemos que el cerebro está comunicándose continua e inconscientemente con el sistema inmunológico, con el cardiovascular y con otros órganos importantes del cuerpo mediante la liberación de hormonas y otras sustancias de las células nerviosas. Un intricado sistema de los nervios del cerebro se extiende a través de la columna vertebral directamente a los nódulos linfáticos, el bazo y la médula, origen primario y de mantenimiento del sistema inmune.

El cerebro también puede comunicarse con las células inmunológicas de la sangre por medio de hormonas y otras proteínas llamadas citoquinas. Las células inmunológicas, a su vez, envían mensajes químicos de vuelta al cerebro completando un intricado lazo de retroalimentación. El cerebro también envía mensajes a la espina dorsal para acelerar o disminuir la transmisión de impulsos dolorosos. Por tanto parece evidente que los caminos anatómicos existen para que el cerebro pueda dirigir el impacto de la experiencia del dolor y la rápida recuperación de infecciones, y otras enfermedades, incluso de la cicatrización después de la cirugía o accidentes.

Estas conexiones con el cerebro y la mente tienen que existir por alguna razón. Hay abundante información científica a favor de que la razón sea el poder conectar nuestra vida psicológica, social y espiritual con nuestro cuerpo físico de forma que trabajen unidos como un todo. Hay que recordar que Jesús no hizo una especial distinción entre mente, cuerpo y espíritu sino que consideró y curó a la gente como personas completas. Quizá lo hizo así porque conocía cómo habíamos sido creadas, puesto que Él ha hecho todas las cosas.


Oración y curación

Existe un trabajo de investigación actualmente en marcha que demuestra que la forma en que pensamos y sentimos influye significativamente en el sistema inmunológico, en el ritmo cardiaco y presión arterial, en mejorar la recuperación de una enfermedad. Aún más, otros estudios muestran que ciertas actividades religiosas o espitiruales, como participar en los servicios religiosos, leer las sagradas escrituras, orar, y otras maneras con expresión religiosa, favorecen el funcionamiento físico. Un estudio reciente de la Duke University ha demostrado que los niveles en sangre de interleukina-6 (IL-6) estaban muy relacionados con la asistencia a la iglesia. Otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Iowa encontró que los niveles de IL-6 en sangre estaban relacionados con situaciones de orden espiritual en personas mayores que se veían sometidas al stress de tener que alterar sus costumbres. Un estudio sobre homosexuales con VIH positivo o con SIDA, realizado en la Universidad de Miami, encontró un mayor número en las células del tipo CD-4 encargadas de luchar contra el virus del SIDA en aquellos hombres más implicados en acudir a servicios religiosos, lectura de la Biblia, oración y meditación. Asímismo, un estudio de la Universidad de Stanford realizado en mujeres con cáncer metastásico de pecho observó que los mayores índices de expresión religiosa tenían una correlación significativa con un mayor número de células tales como linfocitos y otras partes del sistema inmunológico necesarios para la destrucción de las células cancerígenas.

Actualmente también se están realizando nuevos estudios en la Johns Hopkins University buscando los efectos de la oración individual o en grupo sobre el funcionamiento inmunológico en enfermos con cáncer de pecho o con insuficiencia cardiaca. Uno de los estudios ha sido financiado por el National Institute of Health de EEUU y representa el primer estudio sobre los efectos curativos de la oración. En este proyecto se ha escogido al azar un grupo de 80 mujeres afroamericanas con cáncer de mama incipiente y se les ha asignado la intervención de un grupo intensivo de oración o a un control en grupo. Serán estudiadas durante seis meses para valorar su funcionamiento inmunológico y más tarde posibles recidivas y supervivencia en último término.

Finalmente, hemos publicado un trabajo en el American Heart Journal que ha causado cierto asombro. Enfermos sometidos a una intervención coronaria percutánea (ICP) por presentar síndromes coronarios, experimentan una angustia emocional y espiritual que puede ocasionar complicaciones del procedimiento. El estudio realizado por el MANTRA (el Monitoring & Actualization of Noetic Trainings) consideró la posibilidad de aplicar 4 terapias -relajación, imaginería, terapia de contacto y la intercesión de oración desde lejos- a los enfermos del grupo de intervención coronaria aguda. Los enfermos escogidos presentaban síndromes de enfermedad coronaria aguda o de ICP. Se separó a los 150 enfermos en 5 grupos de tratamiento: 4 de terapia Noetic y uno de tratamiento estandar (30 pacientes en cada grupo). Los cuestionarios realizados antes de la ICP reflejaban las creencias religiosas y la ansiedad de los enfermos. Los datos correspondientes a la hospitalización mostraban isquemia post ICP, muerte, infarto de miocardio, paro cardiaco y revascularización urgente. Se estudió la mortalidad a los 6 meses de la hospitalización. Los enfermos que habían recibido la intercesión de los que habían rezado por ellos habían seguido un curso mejor que aquéllos por lo que no se había rezado. Actualmente ninguna explicación científica puede aceptar este efecto. Si un estudio posterior, realizado en grupos con mayor número de enfermos, puede demostrar que este efecto es real, ello anunciaría una nueva era en la ciencia.

Por tanto, ya estamos viendo cómo las creencias y prácticas religiosas pueden influir en nuestro cuerpo físico a través de mecanismos científicos conocidos, y quizá desconocidos también. Si Dios decide curar nuestros cuerpos de manera milagrosa e inexplicable, o por caminos fisiológicos designados por Él cuando creó nuestros cuerpos, es ciertamente una curación Divina, fantástica y maravillosa -especialmente si uno es el curado. En último término, lo que no importa, en realidad, es cómo Dios realiza la curación, sino que Él nos ama y desea que seamos un "todo" en cuerpo, mente y espíritu.

Harold G. Koenig es el Director del Centro para el Estudio de la Religión, la Espiritualidad y la Salud del Centro Médico de la Universidad de Duke, así como profesor asociado de Psiquiatría y Medicina del mencionado centro médico. Autor de The Healing Power of Faith, Simon & Schuster, 2001.
Via:Tendencias21

12 marzo 2010

Concierto Coro Gospel

Después de mucho esfuerzo y trabajo por fin ya esta todo preparado. La Asistencia Religiosa Evangélica, del Hospital 12 de octubre, de la cual tengo el privilegio de pertenecer organiza el próximo día 27 de marzo a las 18 horas un concierto de música a cargo del Coro Gospel de Madrid en el Salón de actos del Hospital madrileño.

La base de este concierto es que la participación en actividades culturales mientras se está hospitalizado puede tener un efecto beneficioso sobre el aspecto emocional y tal vez incluso sobre la recuperación física de los pacientes hospitalizados, pues cada vez más, se ha observado que la situación personal y mental del enfermo y su entorno es vital para su recuperación de la enfermedad.

Con este concierto deseamos brindar a los pacientes y familiares, ayuda a sobrellevar el aislamiento y a mantenerse activo y motivados, abrir una ventana al mundo exterior, a la comunicación y a la colaboración con otros e Implementar actividades de sensibilización en el hospital entre pacientes, familiares, médicos, enfermeros, personal administrativo, autoridades y otros agentes del sistema sanitario.

La entrada es libre, si bien hay que solicítala al e-mail: arehospital12octubre@yahoo.es

06 marzo 2010

¿Quien vive en ti?

Deja que tu imaginación vuele libre por un momento e imagínate, que tu personalidad, es una casa. Para algunos puede ser un hermoso y enorme castillo, con torres altas y las banderas ondeando en la torres, un lugar que es seguro. Para otros puede ser una cabaña de campo escondido en el bosque, un refugio de paz y tranquilidad. Para otros, podría ser una bonita casa al lado del mar, con una tumbona, y una cálida brisa agradable.

Ahora bien, nos acercamos a la puerta de esa casa. Y vemos a alguien llamando a tu puerta y la pregunta es, a quien iban a encontrar en su interior. ¿Quién vive en ti?

He
conocido a gente que me daba la impresión de que si iba dentro de la "casa" de su vida, no me iba a encontrar a nadie. O si me iba dentro de su casa, estaría lleno de basura, que no habría ningún espacio para nadie.

O algunos cuyas casas son grandes e impresionantes en el exterior, pero una vez que entra todo es artificial.

¿Quién vive en ti? Esa es la pregunta para nosotros, ¿Quien es el que guía tus decisiones? ¿Quien determina el curso de tu vida? ¿Qué determina la manera de pensar y tratar a tu prójimo. La mayoría de nosotros nos gustaría decir que es nuestra fe en Cristo, que determina lo que somos. Pero, ¿es así? Porque hay dos tipos de personas que pueden estar en nuestra casa, los ciudadanos del mundo, o los ciudadanos del cielo.

¿Quién vive en ti? Piensa en las decisiones que has hecho esta semana. ¿Quién las hizo, un ciudadano de este mundo o un ciudadano de los cielos?

Recuerdas la forma en que has hablado con las personas que te rodean y la forma en que has tratado a tus vecinos, amigos, hermanos. ¿Quien estaba presente?, ¿Se trata de un ciudadano del cielo, ¿O es un extraño de este mundo, uno que le importa poco los demás, que solamente piensa en sí mismo, cuyas acciones no pueden dar testimonio de la fidelidad hacia Dios.

¿Quién vive en ti? ¿Qué te mueve cada día de tu vida?

Qué bien les irá a esos siervos a quienes el patrón encuentra despiertos y listos cuando él regresa a casa. Les digo la verdad: el patrón pedirá a los siervos que ocupen su lugar en la mesa, se dispondrá y él mismo les servirá. (Lucas 12.37)

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