25 junio 2010

Amarrado en el Hospital

¿Qué harías si al entrar en un pueblo te salen al encuentro dos locos, que comienzan a insultarte y a pedir que te vayas de allí para que no los atormentes? Seguramente saldrías corriendo del pueblo del miedo que encontrarías.
Muy parecido nos ha pasado en una de las visitas que hemos realizado en el hospital, allí nos hemos encontrado a un hombre postrado en la cama amarrado de pies y manos y durante muchas horas del día sedado. Nada mas verlo en esta situación preguntamos a las enfermeras porque este hombre se encontraba es esa situación, es violento, muy violento, nos contestaron, y esta así por seguridad del personal del hospital.

Lo primero que puedes pensar en esta situación como en la historia de la Biblia es salir corriendo, pero Cristo, a pesar de verse en la misma situación decide salvar una vida, aunque el miedo de quienes le acompañaban era muy fuerte. Esa es su misión, salvar a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

También nosotros no tenemos que huir de aquellas personas que necesiten de Dios, sino que hay que dárselo muy gustosos, a ejemplo de Cristo, quien siempre estuvo disponible en todo momento

Siguiendo con la historia de
la Biblia, hay momentos en los que Jesús desconcierta. Nos entusiasma ver cómo vence al demonio, cómo libra a dos hombres que sufren. Pero no entendemos por qué dialoga con los demonios y que les permita pasar a los cerdos... Sin embargo, el sentido del milagro es claro: “vale más la vida de un hombre que los bienes materiales”. Los cuidadores de los cerdos lo entendieron. Se asustaron, y, con los demás miembros de la ciudad, pidieron a Jesús que se marchase. Quizá para ellos valían más los animales que los hombres.

Los cristianos debemos vivir como Cristo, dispuestos a sacrificar una pequeña o no tan pequeña ganancia material con tal de poder servir a familiares, amigos, o incluso a extraños que llaman a nuestra puerta. Lo demás pasa a un segundo lugar.
Los que apacentaban los cerdos no entendieron. Ojala el ejemplo de Cristo nos abra un poco los ojos y el corazón, y empecemos a comprender y a vivir como verdaderos cristianos, y veamos en cada historia un lugar para predicar el evangelio.

18 junio 2010

Negar a Jesucristo

El pasado mes de abril, Miley Cyrus, mas conocida como “Hannah Montana” pasó unos días en Madrid promocionando su última película, ´Hannah Montana: The movie´. Cyrus reconoció en una rueda de prensa que «podría haber hecho otras películas antes que esta» pero decidió esperar porque quería «papeles que fuesen positivos». Asimismo, apuntó que «lo más importante para mí es la fe, porque me importa lo que está pasando a mi alrededor. Por eso quiero hacer cosas de las que me sienta orgullosa y que enorgullezcan también a mis padres». Tanto ella como sus padres son cristianos evangélicos.

Hace pocos días apareció esta otra noticia en medios digitales: Miley Cirus ya no habla de su fe. «Mi religión es el amor». La actriz y cantante Miley Cyrus, estuvo en Madrid para presentar su nuevo disco, ´Can´t be Tamed´. En muchas oportunidades había afirmado su compromiso con el cristianismo y su amor por Jesucristo. Pero ahora ya no se define como evangélica: "Mi religión ahora gira en torno al amor porque el amor es lo que hace falta en el mundo", dijo Cyrus en Madrid.

Resumiendo, Miley Cyrus ha negado de su fe en Jesús delante de los hombres.

Desgraciadamente, en nuestra sociedad, Cristo y su evangelio no son muy aceptados. Por eso, no debe sorprendernos que muchos de los que dicen ser cristianos, llega un momento en su vida que por diferentes motivos, (trabajo, dinero, amistad, etc), niegan a Jesús.

Si por vergüenza, o porque no voy a conseguir las metas que me he propuesto, o por cobardía, voy a vivir mi fe de una manera vergonzante, sin atreverme a dar la cara abiertamente por Cristo, ni vivir los valores del evangelio, dice la palabra de Dios que seremos negados por los ángeles de Dios.

Probablemente, nunca seamos llevados ante ningún tribunal ni seamos condenados por ser cristianos (como lo fueron, en otros tiempos, los Apóstoles y tantos cristianos, y lo son aun hoy bastantes en algunos países); pero sí nos vemos, con frecuencia, sometidos a la crítica y al desprecio de esta sociedad cada vez más alejada de Cristo y de los criterios del evangelio. Quien se confiesa cristiano e intenta vivir coherentemente con su fe y su amor al Señor, frecuentemente es atacado, rechazado y despreciado, y todo esto nos lleva muchas veces a negar a Jesús.

¿Te avergüenza testificar del evangelio? Amigo, ¿Y tú? ¿Estás dispuesto a ser un verdadero cristiano, hoy, mañana y hasta que estemos en la presencia de nuestro Señor? ¡Si te avergüenza decidirte por Jesús, piensa en la idea de que Jesús se avergüence de decidirse por ti!

11 junio 2010

"Me voy"

Via:http://despuesdeldomingo.com/

Os comparto este Post, bastante interesante y real hoy día en muchas de nuestras Iglesia.

Cada vez que alguien se disgusta en la iglesia, por cualquier cosa, la primera reacción es ¡Me Voy! (Afortunadamente no todos los que reaccionan así se van y otros que se van regresan)

En la iglesia: Te pones bravo con el pastor. Te vas.

En el trabajo: Te pones bravo con el jefe. Te quedas, le sonríes y si es necesario le llevas el café a su escritorio.

En la iglesia: Te llamaron la atención porque tus hijos molestaban durante el culto. Te vas.

En el trabajo: Te llamaron la atención porque llegaste tarde. Te quedas, pides perdón y dices “Le prometo “mi estimado jefecito” que no ocurrirá otra vez.

En la iglesia: Tuviste un desacuerdo con un hermano. Te vas

En el trabajo: Tuviste un desacuerdo con un compañero de trabajo. Te quedas. Dices: Ese es “un energúmeno” pero ni modo, me lo tengo que tragar.

En la iglesia: Hablaron de dinero por dos domingos consecutivos. Te Vas

En el trabajo: Hablaron de dinero para una colecta a un compañero necesitado, una obra de caridad o una ayuda comunitaria. Te quedas, te quejas, metes la mano en el bolsillo y contribuyes, pues no quieres que te clasifiquen de tacaño.

En la iglesia te vas, en el trabajo aguantas y te quedas. Ummmm…. Me pregunto ¿Por qué será?


04 junio 2010

La lengua, ese fuego incontrolado

Una lengua fuera de control, y un corazón engañoso, son el resultado de una religiosidad vacía. La verdadera religión se expresa en la vida diaria, como lo pone de manifiesto la pureza de la conversación, el amor y el carácter. El apóstol Santiago lo expresaba de esta manera; Si alguno cree ser religioso, pero no sabe poner freno a su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no sirve de nada. (Santiago 1.16)

Son palabras fuertes para nosotros los que decimos que amamos al Señor, pues una lengua incontrolada puede hacer que toda nuestra vida cristiana sea completamente inservible. Puede volver nuestra propia actividad espiritual absolutamente inútil ante los ojos de Dios.

Santiago está hablando a cristianos, a personas como tu y como yo. No son personas adictos al alcohol o gente que anda por la calle, habla a personas que son parte del cuerpo de Cristo, somos cristianos activos en la obra del Señor, pero nuestras lenguas están desenfrenadas, fuera de control, Santiago se está dirigiéndose a aquellos que parecemos ser santos, amables, gentiles, amorosos, sin embargo se mueven en la iglesia, o en sus trabajos o en sus familias con lenguas fuera de control, siempre escuchando y hablando chismes, el Señor dice que toda su espiritualidad es vana, no tiene valor es inservible.

Nosotros como cristianos no nos hemos tomado en serio aquello que el Señor ha dicho acerca del domar nuestras lenguas. Dios lo ha hecho un asunto del corazón. No solamente mi lengua negligente desmiente toda mi espiritualidad, también me hace enfrentar el indiscutible hecho de que mi corazón está sucio, manchado. “Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca". (Mateo 12:34)

Si yo hablo palabras sensuales y lascivias, si yo hablo cualquier chisme, si yo desacredito a alguna persona, si yo hablo con celos acerca de alguien, si un torrente de palabras de queja sale de mi boca, entonces debo preguntarme a mí mismo: "¿Que cosas sucias hay todavía en mi corazón que yo puedo hablar de este modo?".

Todo esto nos lleva a tener en cuenta que en el día del juicio, nosotros tendremos que responder por cada palabra descuidada, vana que hayamos hablado, "Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado". (Mateo 12:36 -37)

Parece que nosotros pensábamos que nuestras palabras simplemente caen en la tierra y mueren, o que se desvanecen en el aire, pero no, nuestras palabras siguen vivas, ellas no mueren, podremos decir,….pero yo solamente le dije ese chisme a un amigo, y él prometió que nunca lo repetirá, que el chisme terminaría con él, yo solamente hice ese comentario para el bien de la obra. Pero estas palabras no terminará ahí, cada palabra que pronunciemos es grabada, escrita en la eternidad y nosotros las oiremos todas repetidas palabra por palabra en el juicio. Aquellas palabras nos condenarán a menos que las confesemos, renunciemos, y que saquemos fuera de nuestro corazón las raíces de maldad que nos causó que las pronunciáramos.

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