08 diciembre 2012

El papa y el pesebre


La Biblia para los cristianos es la  afirmación de poseer por escrito  la  autoridad  suprema, absoluta  y  suficiente  de Dios. La Biblia es importantísima para que  el cristiano crezca en la gracia  y  conocimiento  de  Cristo Jesús. Los principios, normas y reglamentos, por medio de  los  cuales  el  cristiano  debe  dejarse  gobernar  en todo aspecto  de  su  vida, se  encuentran  en  las  páginas  de  la  Biblia. Partiendo de esta base la Biblia es nuestra guía, creemos y hacemos lo que aprendemos en su lectura.


 Todo esto viene a cuenta por el “problema” provocado por el último libro del Papa, “La Infancia de Jesús”. Benedicto XVI recuerda que no había animales en el pesebre en el momento del nacimiento de Jesús, según consta en los evangelios de Lucas y Mateo.
El papa no ha descubierto nada nuevo, el que haya estudiado la Biblia, lo sabrá de sobra, por lo tanto no dice nada que no hayan dicho primero los evangelios. San Mateo es extremadamente parco. Hablando de la visita de los Magos dice: “Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo  de rodillas lo adoraron.” (Mateo 2.11). San Lucas no se extiende mucho más: “dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue” (Lucas 2.7).
Algo que tenemos que tener en cuenta es que tenemos que  saber distinguir entre la verdad histórica de un acontecimiento y la tradición creada en torno a ella.
¿Cómo entonces se llegó a representar el pesebre como un  establo, incluirle la mula y el buey,  tal como aparece en el arte cristiano y en nuestros  pesebres populares?
 No se sabe con seguridad de donde viene esta costumbre pero según distintas fuentes, la primera representación del Belén vino de mano de San Francisco de Asís a principios del siglo XIII d.C. en Italia. Este santo se dice que construyó un portal con madera y paja, con mula y buey incluidos, donde participaron los vecinos de la localidad italiana de Greccio, para representar algunas de las escenas relacionadas con el nacimiento del Mesías. Esta ceremonia, se difundió por toda  Europa, hasta nuestros días, como una tradición.
No obstante, nada hay de malo en que una idea, una convicción, se revista de elementos imaginativos, como es el caso del buey y de la mula.
Quedarse en la anécdota sería superficial. Pero todo apunta a pensar que esa superficialidad no es del todo inocente. Tal vez molesta demasiado que Dios se haya acercado tanto a nosotros.
Esta Navidad la tradición seguirá ya que Benedicto XVI solo nos recuerda lo que dice el relato de los evangelios pero en ningún momento nos ha querido decir que hay que retirar las figuras.
Ahora para terminar una pequeña reflexión en voz alta, posiblemente, y puesto que el libro se ha puesto a la venta, los editores papales, que son unos linces, saben muy bien que una campaña de publicidad polémica asegura las ventas tanto a creyentes que querrán saber a qué atenerse en sus belenes navideños, como a ateos convencidos que desearan enterarse de la última del pontífice. Así que creo que ellos mismos,  han sido los que han pasado la nota de prensa de la presentación del libro resaltando este asunto de la mula y el buey.
 La Navidad no es una discusión entre si tiene que haber animales o no en el portal de Belem, sino la respuesta de Dios al drama de la humanidad que busca la paz verdadera.


1 comentario:

  1. todo ha sido una tradicion loque el papa a descuvierto segun el no es algo nuevo pero al dar una nota como esta viene a seguir dividiendo la religion catolica y todo apunta ala divicion todo por publicar libros y que la gente se enloquesca a comprarlo y entorpeserse

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