27 mayo 2018

¿Y nosotros que haremos?


Juan el Bautista comenzó su ministerio, (Lucas 3) no solamente con el mensaje positivo de anunciar la venida del Mesías, sino llamando valientemente al pueblo al arrepentimiento. Habría sido mucho más fácil proclamar simplemente las buenas nuevas, pero Juan fue obediente a su ministerio que no era otro que desafiaba a la gente en su actitud descuidada y en sus pecados. 


Su ministerio estuvo marcado por la intrepidez, el atrevimiento de predicar lo que no era popular. Juan reprendió a los religiosos (Lucas 3.8), apeló a ser generosos (Lucas 3.10- 11), denunció la deshonestidad (Lucas 3.12-13) y reclamó una justa administración de la autoridad (Lucas 3.14). Más tarde, se enfrentó a la inmoralidad tolerada de los líderes (Marcos 6.18).

Muchas de estas personas al oír la predicación de Juan se preguntaron ¿y nosotros qué hacemos?, pregunta que se repitió tres veces.

Las respuestas de Juan Bautista fueron muy concretas: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, que la comparta. También los cobradores de impuestos tenían la gran tentación de inflar las cifras de sus comisiones, y Juan les dijo, no cobréis más de lo que está ordenado. Los soldados fueron otros que quedaron tocados  y también le preguntaron y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.  

Con cuatro respuestas Juan ha hecho una propuesta no solamente a aquellos hombres y mujeres de esa época, sino a todos nosotros, basada en la honradez, en la fraternidad, en compartir con quien no tiene, en la generosidad. Una sociedad sin injusticia, sin ansia de poseer y acumular, sin avaricia ni deseos de poder. Una sociedad donde todos colaboren lo mejor que pueden, donde ninguno se sienta desplazado, oprimido ni esclavizado.

Ahora quiero que nos planteemos la misma pregunta, que se hicieron estos hombres: ¿Y nosotros qué tenemos que hacer, para cambiar esta sociedad corrupta, sin empatía, injusta, donde solo priva las ansias de poder?

Muy fácil cada uno, viendo las necesidades que se presentan a nuestro alrededor, de las personas con las que trabajamos y compartimos la vida, y según lo que tenemos, lo que hacemos, o lo que podemos aportar, desde la situación que cada uno se encuentre, debemos ser ejemplos de honradez, justos, fraternos y generosos.

Sabemos lo que tenemos que hacer ante situaciones que están ocurriendo hoy en día a nuestro alrededor, la pregunta es: vamos a seguir impasibles ante la necesidad de nuestro prójimo, o vamos a actual como verdaderos cristianos. Recordar que el que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es contado como pecado, (Santiago 4.17).

Nadie puede olvidar que ser auténticamente cristiano implica no solo lo que se cree, sino también lo que hace.


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