13 mayo 2018

¿Quién quiere ser sabio?


Me llamo mucho la atención, la historia del físico, médico, fisiólogo y egiptólogo británico Thomas Young. Este hombre que fue el menor de diez hermanos, tenía una mente prodigiosa. Con tan solo dos años ya sabía leer y con cuatro había leído dos veces la Biblia. A los catorce comenzó estudios de griego, latín, francés, italiano, hebreo, caldeo, sirio, samaritano, árabe, turco y persa.


Estudió medicina en Londres, Edimburgo, Gotinga y en Cambridge. Como egiptólogo colaboró en el desciframiento de la piedra de Rosetta. Young fue un científico polifacético. Inventó el eriómetro, instrumento que cuenta los hematíes de la sangre, y estudió la fiebre amarilla. Se interesó por la percepción de los colores. Investigó la fisiología del ojo y descubrió el astigmatismo, entre otras muchas más cosas.

Leyendo todo este currículum no es de extrañar que consideren a este hombre como el hombre que lo sabía todo, el hombre más inteligente del mundo.
Santiago en su epístola nos dice que si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1.5)

¿Qué nos quiere decir Santiago que si le pedimos a Dios sabiduría vamos a ser tan inteligentes como Thomas Young? Podría, pero quiere darnos algo mejor, algo diferente, aunque nos cueste creerlo, nos quiere dar sabiduría.

¿Pero para que la sabiduría?, para ser sabios y tener un gran currículum, (y no es que sea malo), NO, para algo mucho mejor que todo esto. Sabiduría significa discernimiento práctico, y Dios describe esta sabiduría en la petición que Salomón hizo a Dios: “Dame discernimiento para distinguir entre el bien y el mal”. (1 Reyes 3.9), en otras palabras, dame la capacidad de tomar buenas decisiones.

Esto es lo que nos quiere dar Dios, una sabiduría, que sabe elegir el buen camino, y que lo sabe indicar a otros. Sabiduría que hace tomar la decisión correcta en pruebas  y tentaciones, (Santiago 1.2-4 y 12). Más adelante, Santiago da este testimonio sobre la sabiduría que viene de lo alto: Es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía (3.17). 

 No nos preocupemos, ¿tenemos falta de sabiduría?, pedid sabiduría, y os será dada, porque es lo más valioso que podemos pedir y que Dios nos puede dar, sabiduría para saber distinguir lo bueno de lo malo, porque esta capacidad es fundamental para ser felices aquí en la tierra, y poder llegar un día al cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ÚLTIMA ENTRADA PUBLICADA

El Dios de las segundas oportunidades

Hoy en día, si cometes un error, estás perdido. Un tweet incorrecto puede significar que tengas un grave problema. Un comentario irreflexivo...