07 junio 2015

¿Qué estamos sembrando?

Esta semana he visitado en  el hospital a un antiguo amigo que está bastante enfermo. Cuál fue mi sorpresa al escuchar las palabras que me decía: Dicen que la vida, antes o después, pone a cada uno en su lugar, así que, si haces cosas malas durante la vida, probablemente antes o después la vida sea mala contigo. Si siempre estamos haciendo daño o perjudicamos a los que nos rodean, el día que les necesitemos no harán nada por ayudarnos, y si llevamos una mala vida, pues terminaremos mal. De alguna manera me estaban diciendo que estaba cosechando lo que años atrás había sembrado.


Muchas personas hemos vivido sin importarnos las consecuencias de nuestros actos. Muchos hemos hecho cosas a sabiendas de que nos traerían consecuencias negativas en nuestras vidas. Los que fuman, beben o consumen droga saben que estas prácticas son nocivas para su salud, más sin embargo no les importa, piensan que no van a ser perjudicarles para su salud. Igualmente pasa en nuestro andar diario, en nuestro trabajo, en nuestra comunidad, si nosotros sembramos, alegría, compañerismo, amor, compresión, todas estas acciones traerán beneficios a nuestras vidas y a nuestro entorno, y las personas de nuestro alrededor nos reconocerán nuestra generosidad. Pero también vemos personas conflictivas, problemáticas, desordenadas que reciben lo que ellos mismos generan, poca estima, problemas y señalamiento de su entorno

Toda decisión tiene consecuencias. Si tomamos decisiones sabias, honestas y honradas, podemos esperar resultados buenos y productivos para nuestra vida. Pero si nuestras decisiones son precipitadas o pecaminosas, podemos anticipar consecuencias negativas. En general el fruto, bueno o malo, no es evidente de inmediato, pero un día seremos recompensados por haber tomado decisiones buenas, o por el contrario segaremos las consecuencias de nuestra malas decisiones.

Pablo revela una verdad acerca de esta vida en general y específicamente acerca de la vida cristiana, verdad que debemos entender si deseamos tener éxito en la vida. Esta verdad es simplemente que las elecciones que tomamos en el presente tienen consecuencia en resultados futuros. [1]
Pablo ilustra esto con una enseñanza agrícola debido a la claridad de este ejemplo. El tipo, calidad y volumen de tu cosecha está en gran medida determinada por dónde sembramos, qué es lo que sembramos y cuánto sembramos. La ley de la siembra y cosecha es una ley de la vida, tanto espiritual como física, nadie que siembre peras recoge manzanas y si uno chismea de sus amigos los pierde

El mismo principio se aplica a la vida cristiana;  obtienes de tu vida cristiana lo que inviertes en ella. Pero muchos cristianos no entienden o no creen que este principio realmente se aplique a su vida cristiana personal. Nuestra cultura, nuestra propia naturaleza, siempre nos están diciendo que podemos violar este principio sin consecuencias, que seremos la excepción a la regla. Pero Pablo recalca que este no es el caso. No podemos engañar a Dios” nos dice Pablo.

Amigos, tarde o temprano cosecharemos lo que sembremos, sea bueno o malo, pues es imposible escapar de este principio eterno. Tomemos el tiempo necesario para sembrar las semillas que recomienda el Señor en su Palabra y no dudemos que el Señor levantará una cosecha de recompensas eternas con las que Él mismo premiará nuestra fidelidad.


[1]- [2].- Gálatas 6.7

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