28 septiembre 2014

De madrugada te buscare

Todas las noches antes de irme a la cama hay un detalle que nunca dejo de hacer, (por la cuenta que me tiene), y no es otra cosa que poner a cargar el teléfono móvil. El propósito es que al día siguiente el teléfono esté en condiciones óptimas, ya que este es parte fundamental para mi trabajo.
Esto me recordaba lo importante que es para mi vida cada mañana dedicar las primeras horas del día a Dios. ¿Y por qué?  Porque tengo la necesidad de cargar mis “baterías” para recibir la provisión espiritual para el resto del día.


Cuando cada mañana tenemos todo el día por delante, trabajo, estudios, problemas,  seguro que hay situaciones  que nos enfríen en lo espiritual, y tendremos que tomar consejos para los que necesitemos dirección del Señor, si no hemos cargado bien nuestras “baterías” en la mañana, ¿cómo lo obtendremos?
Seguro que todos recordamos  el texto de Éxodo que nos habla del maná, y que nos sirve como ejemplo para todos nosotros. Cada mañana, durante el vagar de Israel, cada uno, se levantaban temprano en la mañana, para recoger la provisión del día. Tenía que ser en la mañana, y tenía que ser cada uno. No podía recogerlo tu vecino por ti. No podías recoger maná para una semana. Si te levantabas tarde, no recogías nada.[1]

Aquellos que madrugan mucho reciben mucho beneficio espiritual, la comunión espiritual, la oración, la meditación en la Escritura que se hace antes de comenzar el día no tiene comparación con lo que podemos hacer en el resto del día. Es en la mañana cuando recibimos el suministro espiritual de todo el día, la comida más valiosa, la comunión más necesaria.

Seguro que tenemos excusas para no levantarnos antes para dedicar un tiempo a buscar al Señor, mucho trabajo, estudiar, pero debemos aprender de  Jesucristo. El nunca dejó que sus muchas responsabilidades, su escaso tiempo, su cansancio, etc... le impidieran tener comunión con Su Padre.

Dice la Biblia que Jesús “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” [2]. Cuántos cristianos hemos imitado al Maestro,  cuantos hemos dicho: “si Cristo, en sus días en la tierra oraba con tal deseo, cuanto más nosotros”. Cuando Cristo se levantaba era aún oscuro, el evangelio de San Marcos hacen esta observación, no era ni siquiera de día. Nadie hacía cosas así. Además, Jesús quería estar solo, buscaba un lugar y una hora en la que nadie lo interrumpiera.

La Biblia nos enseña que Él nos ha dejado ejemplo para que sigamos sus pisadas, [3] ¿qué significa eso?, que debemos seguir su ejemplo, que si Jesús necesitaba buscar a su Padre de mañana, que si necesitaba cargar su “batería” para afrontar las situaciones cotidianas, nosotros debemos madrugar, orar, buscar su presencia para tener fuerzas  en el día a día.


[1].- Éxodo 16
[2].- Marcos 1.35
[3].-1 Pedro 2.21

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