12 mayo 2012

Tenemos confianza porque hay esperanza


Me ha llamado mucha la atención unas declaraciones de un padre de familia sobre la enfermedad de su hijo, echaba la culpa de la enfermedad a Dios, diciendo, que si Dios estaba de vacaciones cuando su hijo nació.

Algunas veces seguro que te han hecho preguntas como estas: Si Dios es bueno, porque permite el sufrimiento? Si él es todopoderoso, ¿por qué no me quita todo dolor y sufrimiento?


Cuando alguien nos hace esta clase de preguntas no siempre obtendremos repuestas, El sufrimiento humano permanece en la sombra, en el misterio. Lo que si ofrece Dios es una manera de vivirlo que nos hace ser capaces de seguir confiando en Dios.
Esto a veces es muy difícil de aprender, no siempre vamos a encontrar razones o soluciones al sufrimiento, hay momentos en los  que la única respuesta posible es callar ante EL.

Cuando a nuestra vida llegue el sufrimiento, y tratemos de encontrar culpables, Dios no nos va a responde acerca del origen, la legitimidad o el sentido del sufrimiento, sino de la actitud que debemos adoptar el ser humano ante EL.

Recuerdo en una conferencia del Pastor Juan José Cortes sobre el sufrimiento y la esperanza, cuando unos de los asistentes le izo una pregunta; ¿Cómo aguanto tanta presión tras el asesinato de su hija?, la respuesta del pastor fue…. no mirando las cosas que se ven,  sino las que no se ven, (2 Corintios 4.18).
Nos estaba diciendo que el siempre confío en Dios, en lo eterno en lo que no te falla, que todas sus cargas, aflicciones, dudas las dejo en manos de Dios, diferente hubiera sido si hubiere confiando en las cosas que se ven, quizá me hubieran consolado  pero….temporalmente.

Hemos de afirmar con rotundidad que la felicidad del creyente no consiste en la ausencia de problemas. El cristiano, como todo ser humano, está sujeto a la enfermedad a la muerte, al trato injusto en el trabajo, al sufrimiento emocional. Este baño de realismo es fundamental para vivir nuestra fe como cristianos adultos, en lugar de cómo niños malcriados.

 Pablo nos recuerda que aunque podamos estar al principio de un túnel oscuro, nunca estaremos al final de la esperanza.
Que estamos atribulados en todo,  mas no angustiados;  en apuros,  mas no desesperados;   perseguidos,  mas no desamparados;  derribados,  pero no destruidos……. (2 Corintios 4.8-9) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ÚLTIMA ENTRADA PUBLICADA

El Dios de las segundas oportunidades

Hoy en día, si cometes un error, estás perdido. Un tweet incorrecto puede significar que tengas un grave problema. Un comentario irreflexivo...