06 abril 2009

Un día en el Hospital

No fue un día más de asistencia en el Hospital, sino un día, diferente con un nuevo propósito de parte de Dios, el Señor siempre nos tiene preparado cosas nuevas. Nuestra primera visita fue a Sebastián en la UVI, que por fin y gracias a Dios estaba despierto, y aunque todavía no puede hablar en sus ojos pudimos ver reflejada la alegría que le suponía vernos allí  junto a su cama. Nos pusimos a orar por él, haciendo extensible nuestras oraciones a todos los enfermos de la UVI, incluidos los médicos y enfermeras. Pero lo que verdaderamente nos llamo la atención fue aquella mujer joven que estaba a la salida, yo vi como el hermano José de fijaba en ella, ya cuando estábamos despojándonos de las batas desechables le hice un comentario a José, “te he visto como mirabas a esa mujer, está hecha polvo” (expresión que determina el estado de salud de un paciente), José me confirmo lo que habíamos visto y sentido.

Nos dirigimos a la sala de espera donde nos esperaba la esposa y familia de Sebastián, compartimos con ellos la mejoría del enfermo y allí es donde le vimos, sentado, cabizbajo, triste, su rostro reflejaba el agobio de tener algún familiar enfermo, nos acercamos y le dimos un folleto y nos presentamos, enseguida surgió una conversación que nos llevo a una grata sorpresa, Héctor así es su nombre, es el esposo de aquella mujer que nos había llamado la atención en la UVI, el Señor nos había guiado a Héctor, necesitado de apoyo, de amor de compañía de calor cristiano, de alguien que les pudiera contar sus problemas, y allí estábamos nosotros. El nos contaba que en su país, estuvo congregado en una iglesia y aunque aquí en España no había tenido la oportunidad, estaba en los caminos del Señor, y su confianza estaba en El.

Como a Felipe con el etíope fuimos guiados por el Espíritu Santo ante este hombre, nos conto que su esposa había tenido un accidente domestico que la habían operado, y que a al también le tenían que operar en dos  o tres días. Como siempre le ofrecimos nuestra ayuda, apoyo y nuestra oraciones, teniendo una actitud receptiva, terminamos nuestra conversación orando y quedamos en vernos en la próxima semana.

A veces, Dios abre una puerta de oportunidad a sus siervos en los lugares menos probables, nosotros fuimos allí donde el Señor nos envió, y aunque no tenía mucho sentido dar un folleto a este hombre, El nos guio.

 Muchas veces no entendemos los planes de Dios al principio, pero los resultados probaran que los caminos del Señor son rectos.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ÚLTIMA ENTRADA PUBLICADA

El Dios de las segundas oportunidades

Hoy en día, si cometes un error, estás perdido. Un tweet incorrecto puede significar que tengas un grave problema. Un comentario irreflexivo...