30 marzo 2020

“Pensemos antes de compartir”


Hace unos días salto en las redes sociales una carta de un supuesto medico con un mensaje difundido con el título: “Testimonio del médico Iulian Urban”.  La historia narra cómo este médico de 38 años que trabaja en Lombardía, decide volver a creer en Dios tras quedar impactado por los últimos días de vida de un pastor de 75 años que, tras ser ingresado en el hospital, lee la Biblia a otros pacientes y cuida de ellos, trayendo paz y consuelo también a los profesionales que le tratan. El testimonio ha corrido como la pólvora, y está circulando en varios idiomas; español, francés, rumano, inglés, y otros muchos más, y ha sido compartido por personas en varios países del mundo.


Sin embargo, las últimas noticias que llegan referente a este asunto dicen que podría tratarse de un bulo. Tras investigar la historia, se ha podido comprobar que hay algunos indicios que hacen muy poco creíble esta noticia. Puede ser que haya algo de verdad en ella, y que se haya distorsionado pasando de un lado a otro, y lo que estamos viendo ahora, viene de otra versión y esta de otra y así sucesivamente, hasta llegar a tener poco de verdad.

Las noticias falsas inundan el mundo. El fenómeno “internet” ha generado caos, confusión, desinformación y han llegado al mundo cristiano que no ha sido la excepción. Iglesias quemadas, creyentes asesinados, grupo de budistas amenazando a misioneros. Seguro que hemos leído noticias como estas, que más tarde se confirmaban que no eran verídicas.
Imágenes y fotografías modificadas a través de programas de retoques, verdades exageradas, recursos multimedia utilizados para difamar, mentiras que rayan en lo absurdo y las noticias satíricas o de humor están a la orden del día, y lo peor es que hay personas que sabiendo que no son verdades lo publican solo para conseguir notoriedad.

Pero este fenómeno no es nada nuevo. La Biblia muestra cómo las noticias falsas no son un invento de ahora. Tras la resurrección de Jesús y su aparición a varias personas, la Sagrada Escritura detalla en Mateo 28.11-15 cómo los jefes de los sacerdotes del templo crearon su versión sobre los hechos y la transmitieron por toda la región, llevando a muchos a no creer. Después de reunirse estos jefes con los ancianos y de trazar un plan, dieron a los soldados una fuerte suma de dinero y les encargaron: «Digan que los discípulos de Jesús vinieron por la noche y que, mientras ustedes dormían, se robaron el cuerpo. Y, si el gobernador llega a enterarse de esto, nosotros responderemos por ustedes y les evitaremos cualquier problema». Así que los soldados tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Esta es la versión de los sucesos que hasta hoy ha circulado entre los judíos, dice el pasaje bíblico. La manipulación de los hechos reales fue tan grande por parte de los jefes de los sacerdotes sobre los líderes de opinión de la región, que hasta hoy esa es la versión que ha circulado entre los judíos, según la Biblia.

Estamos tan obsesionados con internet que leemos y compartimos contenidos sin saber su procedencia o si se trata de información veraz, y mucho menos pensamos en las consecuencias que tendrá ese fácil clic en el botón de “compartir”.

Nosotros, como usuarios de redes sociales y consumidores de información debemos ser conscientes y pensar y comprobar cualquier noticia a compartir. “Pensemos antes de compartir” debería ser el nuevo “pensemos antes de hablar”. Por lo tanto tengamos cuidado con lo que compartimos, aprobamos y difundimos en Internet. Los cristianos debemos ser luz en el mundo, aunque este sea digital.

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