29 diciembre 2019

La familia y el Evangelio


La Navidad es una época increíble del año. Las personas se vuelven más amables, las que no te saludan durante todo el año, en estos días ten dan los buenos días, te desean felices fiestas, te pregunta por tu salud. Y no solo eso; dan más, lloran más, cantan más, comen más y pasan más tiempo con la familia. Pero también me he dado cuenta que los cristianos en particular se vuelven más evangelistas, hablamos más del evangelio. Les hablamos en el trabajo, en la universidad, en el Híper, y sobretodo aprovechamos las comidas entre la familia para hablarles del Evangelio. 


Pero me surge una pregunta y es que a veces me ocurre a mí personalmente.
¿Compartimos el evangelio con nuestras familias y amigos? Yo creo que no, una cosa que he notado es que muchas veces los cristianos nunca hemos compartido el Evangelio con nuestros familiares. Claro, hemos tenido muchas conversaciones espirituales aquí y allá, pero en realidad nunca nos hemos sentaron con nuestra familia para caminar por todo el Evangelio.

Me explico, hablamos de muchas cosas de la homosexualidad, del aborto, de la inmigración, del mal comportamiento de unos y otros, etc, pero eso no es el evangelio. Verdaderamente creo que muchas veces pensamos que hemos compartido el Evangelio con alguien cuando en realidad acabamos de hablar de periféricos sin llegar al Evangelio.

La Navidad es una oportunidad maravillosa para estar con la familia, para compartir regalos, pero es una oportunidad aún mayor para sentarse con familiares no salvos y explicarles el Evangelio. Entonces, déjame hacerte una pregunta.
¿Has compartido el Evangelio con ellos?
¿Realmente le has explicado a tu ser querido que el Dios Santo de la eternidad los creó y que ÉL fundo todo lo que hay en la tierra? (Salmo 24.1)
¿Te has sentado con tu ser querido y les has explicado que actualmente están bajo la ira de un Dios santo y perfecto? (Juan 3.36)
¿Les has advertido que todos han pecado y recibirás el pago justo por sus pecado a través de una eternidad en el infierno? (Romanos 3.23), (Romanos 6.23)
¿Les has alertado de que no pueden salvarse haciendo buenas obras? que si piensan que son buenas personas, ¿son arrogantes y roban la gloria de Dios? (Efesios 2.8-9)
¿Les has transmitido la noticia de que Jesucristo era completamente Dios y completamente hombre? (Colosenses 2.9) ¿Y que Él, después de haber nacido de una virgen, vivió una vida perfecta que culminó con su muerte en la cruz en su lugar? (2 Corintios 5.21) ¿Y no se quedó muerto, sino que se levantó de la tumba y ahora está vivo? (1 Corintios15.4)
¿Y realmente los has llamado a arrepentirse y creer en Jesucristo? (Romanos 10.9)

Si no lo ha hecho, no esperes otra Navidad. El viejo dicho de que siempre hay el próximo año no funciona cuando se trata de algo tan importante como la salvación eterna. No tienes garantizado tu próximo aliento, y mucho menos otra Navidad.

Tenemos que entender que el único que puede dar vida a los pecadores es Dios mismo. Sin embargo, Él ha ordenado una forma de salvar a las personas, y eso es a través de su Palabra y sus labios. Él usa la Biblia en voz alta por personas como tú y yo. Así es como Él salva almas. Él no usa otros medios.

No escribo esta publicación para desanimarte. Espero que no lo tomes así. Simplemente espero que veas la alegría de traer las buenas noticias a las personas que Dios ha puesto a nuestro alrededor. Es una alegría orar por nuestros seres queridos, pero hagámonos una pregunta simple: ¿realmente hemos compartido el Evangelio con ellos?

Hazlo esta Navidad, porque es lo más importante y amoroso que puedes hacer por tus seres queridos.

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