22 marzo 2015

El verdadero mensaje

En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,  y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. [1]
Juan predicaba que los hombres tenían que cambiar su modo de vivir para poder entrar en el Reino que ya estaba cercano. El  mensaje que daba Juan Bautista era el de reconocer los pecados, pues, para lograr un cambio, primero tenemos que reconocer nuestros errores.


El trabajo de Juan no era muy agradable, pero Juan sabía para lo que él  había sido llamado por el Señor, y no era otra cosa que denunciar intrépidamente el mal cuando y dondequiera que lo encontraba. Si era el mismo rey Herodes el que pecaba contrayendo un matrimonio malvado e ilegal, Juan le reprendía. Si los escribas y los fariseos, los líderes del judaísmo ortodoxo, los jerarcas de la iglesia de aquellos tiempos, estaban inmersos en un formalismo ritualista, Juan no dudaba en declararlo. Si la gente corriente vivía volviéndole las espaldas a Dios, Juan se lo decía.

Hoy en día muchos pastores, evangelistas e iglesias  han recurrido a diferentes estrategias de evangelización, con el objeto de hacer el mensaje “más accesible”. Mimos, payasos, coreografías, globos, luces de colores, máquinas de humo, parecen ser la solución para que el hombre se vuelva a Dios, pero no nos damos cuenta que esto no es Bíblico, el verdadero evangelio que lleva a la salvación del hombre viene precedido de un verdadero arrepentimiento.

El mismo Jesús cuando empezó a predicar lo hizo de una manera contundente Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" [2]
El Hijo de Dios llegó con una respuesta clara y definitiva para la raza humana, El vino a traer soluciones reales y a enseñar la verdad. Cuando Jesús abrió su boca no habló de psicología, ni de filosofía, ni de ciencia, ni de religión. Tampoco dijo hagan rezos, vayan al culto, canten himnos o únanse a tal o cual denominación. Ni siquiera dijo a la gente que hicieran devocionales por las mañanas o que empezaran a leer la Biblia,  El dijo, arrepiéntase. El dejó muy claro que la primera clave para poder entrar en las bendiciones de Dios es tener un genuino arrepentimiento.

Sin arrepentimiento no hay entrada al Reino de los Cielos, y esto lo dejo establecido desde su primer mensaje. Si hubiera habido otro mensaje más urgente o más importante para la humanidad seguramente El lo habría dicho, pero no fue así. 
 Jesús nunca dijo a sus discípulos que le hablaran a la gente de humanismo o de prosperidad económica o de religión. El les dio el mismo mensaje que había recibido de su Padre:
Les mando a predicar arrepentimiento. "Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; Ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto... Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen"  [3]

 Y después de su resurrección mando que el mensaje que convertiría a las naciones sería ese. El no les dio otro. "Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén" [4]

No tratemos de adornar la salvación con las guirnaldas de las buenas intenciones, ni con los coloridos globos del entusiasmo humano. La entrada al Reino de los Cielos viene precedido de un verdadero arrepentimiento, y no se necesita envolverlo en un papel mundano para que sea acepto a los pecadores.

El primer paso para volvernos hacia Dios es confesar nuestros pecados, arrepentirnos, como Juan nos urge a que hagamos. Luego Dios nos recibirá y nos ayudará a vivir la vida que quiere que vivamos. Recuerde que solo Dios puede librarnos del pecado.

[1].- Mateo 3.2
[2].- Mateo 4.17
[3].-Marcos 6.8 y 12 
[4].-Lucas 4.47 



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