16 marzo 2014

No debemos llamar malo a lo bueno, y a lo bueno malo.

Hace unos días se ha celebrado  un acto eucarístico entre la IEE, (Iglesia Evangélica Española), con la "Iglesia gay"  Comunidad Metropolitana (ICM). Quizás no tenga mucha importancia este asunto, (que si lo tiene), pues no han sido muchas las voces que se han manifestado sobre este asunto, pero quienes han aprovechado este turbio asunto han sido los de siempre para desprestigiar a Dios y a su obra. “Los de siempre” me preguntaban que si ahora que los evangélicos están de acuerdo con las homosexualidad, cuál era mi pensamiento respecto a este asunto, y mi pensamiento sigue siendo el mismo, no por lo que yo piense sino porque lo dice la palabra de Dios.  


Lo que más me entristece de todo esto es que cuando no estás de acuerdo con esta práctica, enseguida te llaman homofóbico, intolerante, y es que yo, puedo ser tolerante con las personas, pero nunca con el pecado.
Y es que por lo que se ve parece muy normal todo este asunto, quizás sea por lo tiempos que vivimos, y es que  lo que antes era llamado inmoral ahora es común para las personas, antes las personas se esforzaba por mantener su matrimonio unido, ahora los divorcios exprés  están a la orden del día, las Escrituras enseñan que hay un sólo Dios, un sólo mediador entre Dios y los hombres y un sólo camino al Cielo pero el mundo nos exige que aceptemos todas las religiones pues todas tienen al mismo Dios. Y ni qué decir de lo que enseña la Biblia sobre el homosexualismo. La Biblia es clara respecto a este tema, lo llama por su nombre, “pecado” y dice que hay que dejar esa práctica  para alcanzar la salvación pero la sociedad te llama intolerante u homofóbico si le llamas pecado a este estilo de vida.

Hemos confundido el significado de la palabra tolerancia con el de aceptación.
Hoy en día se enseña que la tolerancia significa aceptar cualquier diferencia de pensamiento, ideología o fe sin oponer resistencia ni emitir ningún punto de vista contrario, quien levante la voz contra algo de esto es llamado intolerante y suele ser duramente criticado por su entorno. 

La palabra tolerar según la Real Academia Española, significa: respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Tolerar implica respeto, más no aceptación. La tolerancia no significa que bajaré la guardia o cambiaré mi forma de vivir o de pensar  y darle gusto a otros  para no ofenderles,  significa que yo respeto las diferencias esté o no de acuerdo pero no las acepto ni las comparto.

No tenemos mayor ejemplo que Jesucristo, El fue tolerante con el pecador, pero intolerante hacia la maldad que lo esclavizaba. A la mujer adúltera le dijo: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más” [1]. La perdonó porque la amaba,  pero condenó el pecado.

No podemos ni debemos llamar malo a lo bueno, y a lo bueno malo [2]

[1].- Juan 8:11

[2].- Isaías 5.20

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