10 marzo 2013

“Friquis”


Recuerdo que cuando uno de mis sobrinos vio este blog, su primera expresión fue; mi tío es un “friqui”. Hace poco días alguien muy cercano a mi llego a la misma conclusión: “los que escribís en los blogs sois unos friquis”.
¿Pero quiénes son los friquis?.
Según la RAE, friqui es una persona, extravagante, raro o excéntrico, una persona pintoresca, que practica desmesurada y obsesivamente una afición.


Uno de los personajes más extraños o friquis de toda la Biblia es Juan el Bautista. Cuando lees la Biblia por primera vez y te encuentras con un hombre vestido de manera extraña, comiendo cosas raras, y con un mensaje que probablemente no entiendes, probablemente pienses: “¡vaya friqui!”
 De hecho, es sorprendente lo que Jesús nos dice de Juan el Bautista: “entre los mortales no ha habido nadie más grande que Juan” [1]. Jesús nos dice que este extraño personaje era alguien muy especial.
Juan el Bautista tenía una misión crucial, predicar  el plan de reconciliación de Dios para el mundo. En un momento en el que nos encontramos bajo el poder de satanás  somos un pueblo sin esperanza y  sin Dios, sólo teníamos el sentimiento de que Dios nos había abandonado.
Y justo en ese momento aparece alguien con el mensaje “Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca” [2]. Quería decir que debemos hacer un giro de 180 grados, del yo centralizado que conduce a acciones erróneas como las de mentir, chismear, robar, calumniar, vengarse, abusar, hasta situarnos en la senda que Dios describe en su Palabra. El primer paso para volvernos hacia Dios es confesar nuestros pecados, como Juan nos urge a que hagamos. Luego Dios nos recibirá y nos ayudará a vivir la vida que quiere que vivamos.
Pero, ¿cómo continúa la historia de Juan el Bautista?
Las cosas cambian, y vemos que por intentar ser justo y no permanecer en silencio ante los poderosos, fue puesto en la cárcel y luego asesinado. Es una historia trágica: el hombre que, según la Biblia, había sido apartado desde el vientre de su madre para servir al Señor, aquel hombre al que todos consideraban un hombre justo, termina su vida con dudas, en la cárcel, y finalmente una bailarina pide su cabeza… ¡y la obtiene! ¿Dónde está Dios? ¿Dónde está el Dios al que Juan el Bautista ha servido durante toda su vida con fidelidad?
Hay una historia que no me gusta nada. No me  gustan esas películas  en los que el “chico bueno” acaba con el “chico malo” y se casa con la chica mas mona de la ciudad. Y no me gustan porque sabemos que en realidad la vida no es así. Y eso es precisamente lo que nos dice la Biblia.
Las circunstancias más desafortunadas son parte de la vida cotidiana de cada persona, sea cristiana o no, incluso para alguien como Juan el Bautista, a quien podríamos considerar un “santo”
Pero de todo esto hay algo que no enseña este hombre extravagante, raro y que tenía una gran obsesión: predicar el Evangelio. La primera cosa que nos enseña Juan el Bautista es: no te acerques a Jesús buscando una vida confortable. Es verdad que el cristianismo tiene muchos recursos para luchar contra la ansiedad, la depresión, la desesperación… pero el cristianismo es algo más que sólo eso.
Y la segunda es que si le hubiéramos  preguntado a Juan el Bautista que era lo más importante en su vida, te hubiese señalado a Jesús. Y si ese hombre, el más grande entre los nacidos de mujer, hizo eso, yo sólo puedo hacer lo mismo y señalar a Jesús como lo mas importante en mi vida.
[1].- Lucas 7.28
[2].- Mateo 3.2

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