17 marzo 2012

La mejor opción no siempre es la mas fácil.


 Las páginas de la Biblia están llenas de relatos de tragedias y tribulaciones, dificultades y pruebas. Desde José a Juan el Bautista, estas narraciones cuentan las dificultades que afligieron a los seguidores de Dios. Incluso Jesús, la esperanza de Israel, cuya promesa y presencia llenan  toda la Biblia, es descripto como un siervo sufriente, hombre de dolores y familiarizado con las aflicciones (Isaías 53:3).



Una de estas historias cuenta la salida del pueblo de Israel de Egipto.  La esclavitud egipcia fue atroz. Un faraón desalmado había reducido a Israel a una turba de esclavos sumisos e ignorantes. Perseguidos por los carros de guerra hasta el borde mismo del mar, fueron casi aniquilados, pero sobrevivieron, porque sabierón escoger la mejor opción.
En esta historia  hay una gran enseñanza de mucho valor para nuestros días y para la situación que estamos viviendo. El pueblo de Israel tenía tres opciones que podían tomar pero solo una era la que los iba a salvar de sus enemigos.
 Los Israelitas se encontraban rodeados por lo imposible. Ante ellos de frente tenían el mar, a su lado el desierto, y tras ellos el ejercito de Egipto.  Ellos tenían solo estas tres opciones.
 Quedarse donde estaban, (quejándose, lamentándose, enfadados), pero una cosa seguro que les pasaría les costaría la muerte. Frente a la dificultad que se nos presente podemos pensar o decir que es mejor retroceder que seguir adelante. 
 Regresar a Egipto, (era volver al pasado, era volver a la esclavitud). Otras de las cosas que se nos puede presentar cuando viene la dificultad es quedarnos quietos, sin hacer nada pensando que es lo mejor ni ir adelante o retroceder atrás.
 O seguir adelante. Allí iban a encontrar la salvación. Ellos tenían que seguir adelante marchar hacia delante seguir de frente, aunque para ellos había una dificultad el mar, pero ellos tenían fe y sabían que el Señor estaba con ellos.
 Nosotros también tenemos las mismas opciones que el pueblo de Israel, De nosotros depende que vamos a  hacer en la dificultad que se nos presente en nuestra vida si retroceder para perdición de nuestra alma, quedarnos quietos ignorando los problemas, o seguir adelante con dificultades, con problemas pero sin rendirse, corriendo la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la  fe.

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