13 enero 2012

Esperanza ante la corrupción


Probablemente, la corrupción es parte de la sociedad en que vivimos. No hay día que no surja una noticia en los medios de comunicación que nos informen acerca de algún escándalo de corrupción que estalla en alguna esfera gubernamental o empresarial, manchando la buena imagen de sus dirigentes y las instituciones.

 La corrupción tiene efectos nefastos. Socava las instituciones; desmorona la ética; desvirtúa la justicia; impide el desarrollo económico; y debilita la vigencia de la ley.

¿Puede haber esperanza ante la corrupción?
La corrupción se origina en el egoísmo del corazón humano. Entonces para erradicarla, es necesaria una transformación del corazón del hombre, algo que solamente Dios puede hacer.

La Biblia nos habla de un hombre que también era un corrupto  Zaqueo (1). Este era uno de los jefes de los recaudadores y quizás uno de lo más corruptos, con tanta riqueza suscitaba envidia y rabia entre los habitantes de Jericó. Un hombre que podría encarnar el ideal de una sociedad como la nuestra. 

Sin embargo, después de su encuentro con Jesús llegó a la conclusión de que su vida necesitaba que la enderezaran.
Cristo es el único que puede perdonar lo malo que hayamos hecho en el pasado, llenarnos de su amor desinteresado y ayudarnos a vivir una vida integra. Para ello, todo lo que pide es que nos arrepintamos de nuestros pecados, y aprendamos de la aptitud de Zaqueo; “Señor, si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Al dar a los pobres y restituir con intereses generosos a los que defraudó”, Zaqueo demostró mediante acciones externas el cambio interno que experimentó. No es suficiente seguir a Cristo de corazón. Debe mostrar su cambio de vida mediante una nueva conducta.
Dios puede concedernos fuerzas para ser íntegros en toda  circunstancia, aunque la mayoría haga lo contrario. Su poder
transformador está disponible para todos, a fin de reemplazar nuestro egoísmo y nuestra ambición por su amor solidario.

Nuestra sociedad va a cambiar cuando se encuentre con su Señor, Nuestras vidas van a ser corregidas, cuando sean formadas por Jesús, y nuestro corazón ostentara el gozo solo hasta después de tener un encuentro con Jesús y que le permitamos posar en nuestro corazón.
Lamentablemente, sin embargo, no todos lo aceptan; porque no todos desean cambiar. Dios respeta la libertad del ser humano, y no obliga a nadie a vivir honestamente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ÚLTIMA ENTRADA PUBLICADA

El Dios de las segundas oportunidades

Hoy en día, si cometes un error, estás perdido. Un tweet incorrecto puede significar que tengas un grave problema. Un comentario irreflexivo...