29 enero 2010

Evidencias

Tengo un “problema” visito muchas personas y me gusta poder testificarles de Cristo, pero hay veces que no tengo mucho tiempo y otras no se como empezar, entonces el Señor me dio una idea “provocarles” y así lo he hecho, llevo una chapa en mi cazadora, con la leyenda “Jesús cambio mi vida” esto hace que muchas de estas personas me pregunten por este Jesús, aguanto bromas, algunas palabras fuera de tono, pero esto da lugar a hablarles del Evangelio. Hoy unos de estos buenos amigos me han pedido evidencias de que Dios es real. (Una evidencia es un conocimiento que se nos aparece intuitivamente de tal manera que podemos afirmar la validez de su contenido, como verdadero, con certeza, sin sombra de duda).

En un juicio todo el proceso se concentra en una sola cosa; las evidencias. Se le pide al jurado que deje a un lado sus sentimientos y prejuicios y dé su veredicto solamente basado en las evidencias que se han presentado. Los abogados se dedican a presentar evidencias que parezcan que todo este a favor de su cliente.

Hay una historia de un hombre de la ciudad de Jerusalén que era cojo, todos sus vecinos le conocían, porque este hombre se ponía día tras día en la puerta del templo para pedir limosna.

De repente este hombre no solamente camina, sino salta de gozo mientras alaba a Dios por haberle sanado. El incidente pronto atrajo a una gran multitud, el milagro fue sorprendente, ellos querían saber lo que había ocurrido.

Los apóstoles tuvieron la oportunidad de decir lo que había ocurrido, el milagro no se debió al poder de ellos, la gloria pertenecía a Jesús quien había sanado al hombre.

Pedro no tuvo que argumentar, la evidencia estaba allí ante los ojos de la multitud, ellos podían ver que el hombre ya no estaba cojo.

El testimonio mas poderoso del evangelio es la evidencia del poder transformador en la vida de las personas. Es difícil discutir contra una vida que ha sido transformada por el poder de Dios, y esa va a ser la única evidencia que les voy a presentar que yo;

“ante era cojo y ahora, gracias al poder transformador de Dios salto de gozo”.

24 enero 2010

No asumamos el papel de Dios

He podido leer que el famoso Tele-evangelista Pat Robertson, dijo el miércoles que el terremoto que asoló Haití ha sido "una maldición" por un "pacto que hizo Haití con el diablo."

También aquí en España hay “cristianos” que han sacado conclusiones respecto al terremoto y a espiritualizar el porque ha ocurrido. Tenemos una tendencia siempre a sacar conclusiones y a tirar de lecturas Bíblicas para apoyar nuestros pensamientos.
No me gusta cuando alguien toma la profunda y compleja cuestión del sufrimiento humano y sueltan la repuesta “están sufriendo porque eran pecadores”.

Hay personas que quieren explicar lo inexplicable, e intentan ofrecer respuestas que solo DIOS puede dar, y no hacemos otra cosa que asumir el Papel de DIOS.

Muchas veces queremos ver mas halla del día de hoy, como DIOS lo hace, así que las repuestas fáciles para tratar de buscar el porque de los que sufren, solo añade dolor a las heridas de quienes ya están heridos.

Solo DIOS soberano y amoroso conoce las razones del sufrimiento de alguien.

Solamente DIOS conoce el propósito y el plan de las cosas.

Hay cristianos que aunque con buenas intenciones, se le puede ver y oír haciendo el papel de Dios y explicando el porque de las cosas, e intentando desentrañar misterios que solo Dios conoce.

¿No seria más sabio dejar que Dios sea Dios?

No asumamos el papel de Dios.

18 enero 2010

Yd, y predicar el Evangelio

En la iglesia a la cual asisto intentamos impulsar el evangelismo en las calles, parques. Pero últimamente estábamos teniendo algunos problemas con el tema del evangelismo en la calle.

Las navidades pasadas teníamos programada unas cuantas salidas para hacer teatro y testificar del Evangelio de Jesucristo, teníamos preparado todo, tratados, las obras de teatro, pero una serie de problemas de última hora impidió que pudiéramos llevar a cabo las mencionadas campañas.

Teníamos intención de salir todos los sábados por la mañana a la plaza del metro de Carabanchel, quitando algún sábado perdido que hemos repartido algunos tratados, no hemos podido salir porque siempre hemos tenido algún problema, reuniones, mas reuniones, o sea que por un motivo o por otro no llevamos a cabo el evangelismo.


Dar testimonio de Jesucristo siempre tiene algo de oposición, pero no por ello debemos de tirar la toalla, no lo hicimos y nos propusimos montar una mesa donde regalamos material Bíblico y testificamos. Nos hemos comprometido apartar 2 horas los sábados para tener una continuidad en este bonito Ministerio.

Se acerca este sábado, si queréis participar a partir de las 11,00 estaremos orando en la Iglesia y si no podéis asistir acordaros de orar, por nosotros.

15 enero 2010

No hay nada oculto que no haya de ser manifestado

Hoy en día están de moda, hay muchas personas que las utilizan una y otra vez como si no se tuvieran que pagar, “son las tarjetas de crédito”, nos dejamos engañar por la oferta compre ahora y pague después, nos entusiasmamos en el momento de la compra pensando que nunca lo vamos a pagar, y cuando llegar ese momento queremos escondernos porque nos cuesta pagar.

Pero la peor factura no es la comercial, sino la espiritual.

Son muchos los cristianos que juegan con las cosas prohibidas y se olvidan de que todo tiene una factura en la vida.

La Biblia nos presenta muchos casos de facturas olvidadas que con el tiempo fueron cobradas a hambres y mujeres que tenían una función especial en el pueblo de Dios.

Judá es uno de ellos la historia la podemos encontrar en Génesis 38, en esta historia podemos comprobar como a este hombre se le paso una factura que el ya había olvidado.

Este mismo caso le ha ocurrido a Iris Robinson, esposa del primer ministro principal del Ulster, y perteneciente a la Iglesia Evangélica Tabernáculo Metropolitano de Belfast, que ha quedado a la orilla del camino avergonzada porque alguien le mostró el sello, el báculo y el cinturón que ella entrego por un momento de placer. Cuando ella pensó que todo estaba olvidado y que nadie se enteraría, el enemigo la espero en la esquina para avergonzarla en público.

Hay muchas ofertas a nuestro alrededor, hay muchas tentaciones y muchos atajos que a la larga nos traerá, no solo vergüenza y tristeza para nosotros, sino para nuestra familia, para nuestra Iglesia y porque no para todos los cristianos. Que historia como esta nos haga reflexionar que esos instrumentos tan valiosos que el Señor nos ha dado, no lo queramos entregar por un vano, sutil y tenebroso momento de placer.

08 enero 2010

Hecha tu pan sobre las aguas.......

No se si os ha pasado alguna vez, que habéis estado predicando el evangelio, en algún sitio y habéis tenido la sensación de que no merecía la pena por el poco interés que demostraba la personas allí congregadas. ¡Yo si, muchas veces, hasta el punto de llegar a desanimarme. Cuando ministraba en centros penitenciarios me daba cuenta de que muchos de los que asistían a los cultos solo iban, o por hacer algo diferente, o porque pensaban que nos podían sacar algo para su beneficio, cuando hacíamos campañas en barrios castigados por las drogas, pensaba que se acercaban a nuestro furgón y aguantaban la charla por el vaso de Cola Cao caliente, pero que en realidad les importaba muy poco aquellas palabras de que Dios podía cambiar sus vidas.

Hoy como cada viernes hemos estado en el hospital visitando a los enfermos, pasamos por una de las habitaciones que en su día estuvimos orando por un hermano que había estado ingresado, nos asomamos y por un momento pensamos que le habían vuelto a ingresar, la misma habitación, la misma cama, corpulento y leyendo un libro, pero no, no era el, pero si era otro hermano que le habían ingresado en la misma habitación y en la misma cama, nos presentamos y hubo un momento que Emilio, así se llama el paciente se quedo un poco pensativo, me miro fijamente y me dijo, yo te conozco Esteban, de Alicante, halla por el año 1998. Emilio es uno de esos hombres que me hacían pensar si verdaderamente el amor de Dios pudo haber tocado su corazón, perdí su pista si llegar a saberlo, pero después de 12 años he podido comprobar que si merecía la pena todo aquello que hacíamos, que el milagro lo hace el Señor, nosotros solamente tenemos que sembrar, y pensar que cuando tiramos el pan sobre las aguas, nunca sabes cuando será devuelto a ti. Dios es tan grande que puede cubrir todo el mundo con su amor y a la vez tan pequeño para entrar en tu corazón. Emilio nos comentaba que no lo estaba pasando muy bien, y que estaba orando porque el Señor le pusiera ha alguien a su lado para poder consolarle, pues el Señor nunca le abandono en sus momentos de soledad.

Cuando estas al borde del acantilado, confía en Dios plenamente y déjate llevar. Sólo una de dos cosas te van a suceder, o El te sostiene cuando tu te caes, ¡o te va a enseñar a volar.

"No debemos cansarnos de hacer el bien. Si no nos rendimos, tendremos una buena cosecha en el momento apropiado". (Gálatas 6.9)

05 enero 2010

Ya yo recibí mi regalo!

He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.” (Jeremías 33:6)

Hay mucha gente que esta loca porque llegue la noche de reyes, para poder abrir los regalos.

Hay niños que están contando los días para que llegue esa noche tan esperada, para ver si van a encontrar ese regalo que han pedido, el cual han estado esperando por tanto tiempo.

Hay gente que no puede dormir imaginando que regalo se van a encontrar.

¿Qué me habrá comprado mi esposa? ¿Qué me habrá comprado mis padres?

¿Qué regalo recibiré en esta noche tan esperada?

Yo no se ustedes, pero… ¡Yo ya recibí mi regalo!

Cuando recibí a Cristo en mi corazón, yo recibí el regalo más importante de mi vida. Cuando recibí a Cristo en mi corazón me trajo sanidad y medicina. Cuando recibí a Cristo en mi corazón me regalo paz. Cuando recibí a Cristo en mi corazón, me dio esperanza.

En esta noche, yo no voy a buscar regalos debajo del árbol, yo no quiero recibir mas regalos, en esta noche, yo quiero darles las gracias a Cristo, porque cuando yo le recibí en mi corazón recibí el mayor regalo que jamás podría recibir, la Salvación, y no solamente por unos días, sino por la eternidad.

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