11 febrero 2022

¿Ayudar o aprovecharse?

Estábamos en pleno discipulado en la iglesia cuando entro una mujer, pensábamos que era una nueva hermana que llegaba a la iglesia, pero no era esa su intención. Nos contó que tenía dos niños pequeños y que carecían de dinero para darles de comer. La invitamos a que se quedase con nosotros y al final de la reunión la prepararíamos una bolsa de comida, nos comentó que no podía esperar pero que el jueves nos veríamos. Esta mujer no volvió a aparecer, y esto me hizo pensar en que si verdaderamente esta mujer tenía la necesidad de comida, o si su necesidad era otra.

La Biblia nos enseña que los cristianos deben ser amorosos, misericordiosos y abnegados. Al ver las necesidades de la gente a nuestro alrededor, nuestros corazones deben estar llenos de compasión tal como nuestro Padre celestial tiene compasión de todas las personas. (Salmo 145.9)

Es correcto tener un corazón que de continuamente a los demás, y a Dios le agrada ver esta característica maravillosa en nuestras vidas. Sin embargo, en esta área de dar y ayudar la Biblia también enseña que debemos tener discernimiento sabio (Mateo 10.16). Dios nos da ciertas normas que debemos tener en cuenta cuando se trata de dar nuestro tiempo y dinero a los demás. Cuando la Biblia nos dice que debemos ayudar a los demás, el objetivo nunca es hacerlo hasta el punto de llegar a ser perjudicial para las personas. Hay personas que quieren vivir un estilo de vida irresponsable sin ninguna obligación de dar cuenta por sí mismas. Así que debe haber límites; ayudaremos a alguien con una necesidad, pero si vemos que esto se ha convertido en un patrón de vida crónico, es malo para todos continuar alentando a eso.

También debemos tomar en consideración lo que la Biblia nos dice acerca de ser buenos administradores, ya que no es nuestro es del Señor. Lo que el Señor nos provee, debemos usarlo sabiamente. Este aspecto es parte de la mayordomía cristiana y no pueden ser descuidados, así que debemos ser considerados en la decisión de cuánto y qué podemos hacer para ayudar a otros. Si, por ayudar a otra persona financieramente, estamos perjudicando la salud de esas personas, entonces no lo estamos haciendo bien en nuestros esfuerzos por ayudar a los demás y dejamos de cumplir con nuestras propias responsabilidades como cristianos.

Hay muchas maneras que la gente puede aprovecharse de los demás. Es importante que oremos por este asunto, pidiéndole al Señor que nos muestre lo que Él quiere que hagamos. Él nos dará sabiduría para reconocer la necesidad genuina y discernir entre una oportunidad y una distracción (Santiago 1.5). A veces, la gente está tan golpeada por pruebas y fracasos de la vida que solo necesitan a alguien que esté dispuesto a que les escuche, esta clase de ayuda pueden llegar a ser una relación difícil, pero también puede ser muy gratificante. En estas áreas las iglesias locales pueden ser una gran ayuda para gente en necesidad. Sin embargo, tratar de ayudar a alguien que no está dispuesto a dar algún paso hacia una solución en el asunto puede ser una causa perdida. Oremos por la sabiduría de Dios y ejercitar el discernimiento que Él da es crucial en estas situaciones.

 

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