27 abril 2014

Haciendo comparaciones

Es muy normal en nuestra vida establecer comparaciones; comparamos nuestros sueldos,  nuestros trabajos,  nuestros teléfonos móviles, nuestros equipos deportivos, comparamos nuestras capacidades de unos respecto a las de los demás, etc. En la Biblia hay un salmo,  que compara la “cualidad” de las personas: ser buena o ser malo en su aspecto más interno.
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores,  Ni en silla de escarnecedores se ha sentado. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,   Sino que en la ley de Jehová está su delicia,  Y en su ley medita de día y de noche.  Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,  Que da su fruto en su tiempo,  Y su hoja no cae;  Y todo lo que hace, prosperará.   (Salmo 1.1-3)


Bienaventurado significa estar bajo la bendición de Dios, feliz o satisfecho, o intrínsecamente correcto.   

¿Quiénes son los buenos?  El que no sigue el consejo de los perversos, ni el ejemplo de los pecadores, ni se une con los que andan burlándose de todo, sino que, por otro lado tienen la Ley de Dios, (Biblia) por delicia, no por sacrificio o por algo impuesto a la fuerza y que cumplen por obligación, y en ella meditan de día y de noche, o sea viven y conviven con ella.

Es tipo de personas  comenta el autor del salmo serán como árboles plantados junto a corrientes de agua, personas con una vida plena, que dan fruto a su tiempo,  o sea producen lo que predican lo que dicen ser, personas que viven con orden, con coherencia; y su hoja no cae, no viven de modas, son personas con una base solida, y no dejan lo que creen a la primera de cambio porque es más fácil seguir la corriente más popular.

En conclusión dice el autor que estas personas todo lo que hagan prosperara. Siempre que sale la palabra “prosperidad” tenemos a pensar en términos económicos o de posesiones, pero prosperar quiere decir que todo lo que haces germina, crece, da fruto. Es decir es el tipo de perdonas que tendrá una vida cada vez mas frondosa, sus actos darán fruto, es decir bendecirán a otros darán sombras y descanso a los que estén a su lado en vez de crearles problemas.

No así los malos,  Que son como el tamo que arrebata el viento. (Salmo 1.4)
El tamo es la cubierta exterior (o cáscara) que se debe retirar para obtener las semillas de grano que están dentro. El tamo se retiraba por medio de un proceso llamado trilla y aventamiento. Después que se cortaban las plantas, eran aplastadas, y luego las piezas eran aventadas al aire. El tamo es muy liviano y el más mínimo viento se lo lleva. Los malos no tienen raíces, dice el salmo que se lo lleva el viento, pasan, no dejan huella. Hay veces que pensamos que no es así que los malos arraigan más que los buenos que prosperan mucho mas, pero no es así el salmista dice que los malos no tienen sustancia, son inestables, no duran. Ellos no pueden aguantar el viento de la adversidad; cambian con cualquier viento. No debemos ser celosos de la vida cómoda de los malos.

Este salmo presenta dos sendas: la del hombre feliz, a la del hombre malvado. Si elegimos ser feliz, enfrentaremos tanto bendiciones como problemas, alegrías como dolores, éxitos como obstáculos, pero en todo el trayecto, Dios estará a nuestro lado, guiándonos, alentándonos consolándonos y protegiéndonos. Cuando la vida del justo llega a su fin, se hace muy evidente que ha escogido el buen camino. Saber esto nos hace alabar a Dios por llevarnos en buena dirección y por la seguridad de que pronto entrará en el mundo perfecto que El tiene guardado para quienes lo hemos seguido con fidelidad.

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