21 abril 2012

Modernizar el evangelio


¡Cuántas veces hemos escuchado que la Iglesia debe modernizarse! Muchos sueñan con una Iglesia que cambie ciertos conceptos para adaptarlos a las realidades del mundo. Como si las Buenas Noticias de Jesucristo estuviesen obsoleto y que debería cambiar, acomodándolas a las diferentes realidades de quienes viven en el error o en el pecado.

No debemos permitir que la Iglesia acepte como bueno lo que en realidad está mal. Que nos enseñen a llevar más fácil la vida, más llevadera la cruz, o que genere siempre el calmante para el dolor personal, o la solución para cualquier problema, ya sea afectivo, económico o laboral, con una doctrina diferente a lo que dice la Biblia.


Pablo se dirigía a la iglesia de Colosas, y les alertaba del peligro que hay en tratar de modernizar al evangelio. “¡Ojo! Que nadie los aleje del camino correcto. No se dejen engañar por gente que viene con ideas falsas y palabras que no significan nada. Esas ideas vienen de los poderes espirituales del mundo y de las tradiciones de los hombres, no vienen de Cristo".
(Colosenses 2.8 PDT). Es cierto que ellos necesitaban adaptar los métodos que tenían para alcanzar a sus vecinos, pero la equivocación residía en tratar de modificar el mensaje. Su sed por la novedad era más fuerte que su fidelidad. Tenemos que recordar que para el cristiano, el éxito reside, no en producir algo "nuevo" sino en transmitir fielmente lo antiguo.

Tenemos que aprender de Jesús, El  nunca cambio el contenido del mensaje de salvación, fue directo y les hablo siempre con la verdad, nunca les tapo el pecado, y lo primero que comenzó a ensenarles fue que tenían que arrepentirse, jamás escondió su deseo de que las personas fueran salvas, aunque este mensaje no fuese del agrado de muchos oyentes, y abandonasen la congregación. Pero a Jesús no le importaba tanto el número sino la salvación  de las personas.

Jesús se compadeció de los pecadores, abogó con ellos, suspiró por ellos, les advirtió, y lloró por ellos; pero nunca buscó darle un mensaje que solo les complaciese. Cuando muchos de sus discípulos le dan la espalda debido a la naturaleza penetrante de su predicación, no encontramos  ningún intento por retenerlos  para hacer crecer a una congregación.

 No le oímos  a Jesús diciendo: "Debemos mantener la iglesia de cualquier forma: así que decirles a vuestros amigos que tendremos un culto diferente mañana. Algo más corto y atractivo, con poca,  predicación. Tendremos una mañana agradable con café y dulces para la gente que nos visiten. Diles que ellos seguramente lo disfrutarán,  tenemos que conseguir más gente de algún modo; si no por el Evangelio, por otros medios.

No, así no es como Jesús  reacciona,  Él simplemente se dirige a las personas allí congregadas y les dice “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3.2)

Al oír estas palabras muchos se volvieron atrás, y ya no andaban con él, pero la enseñanza de Jesús no cambia, es igual ayer, hoy y mañana, y no da lugar a equivocaciones.


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