29 agosto 2009

La carrera cristiana

Como buen aficionado al atletismo, el domingo no pude perderme la final de la prueba de 1.500 femenino donde dos españolas tenían posibilidades de lograr medalla. Natalia Rodríguez consiguió la victoria. Cuando la española intentaba pasar por dentro al entrar en la última curva, el roce con otra atleta, Burka le costó una medalla de oro que, a juzgar por su gran superioridad en la recta, probablemente habría ganado también de no haber mediado el incidente. Después de unos minutos fue descalificada en aplicación del artículo 163.2 4) del reglamento de la IAAF.

"Cualquier competidor que obstruya o empuje a otro atleta de modo que le impida progresar será descalificado de la prueba", reza el citado artículo.

Aunque estoy convencido de que lo que menos quería Natalia era que ocurriese este percance, la verdad es que ocurrió y como hemos visto el reglamento es muy estricto.

El autor de Hebreos usa el mismo principio de una Competición Atlética, como ejemplo de la carrera cristiana, todos somos atletas. Todos estamos en la carrera, no hay excepción. La carrera cristiana también tiene su meta: llegar al cielo. Y todo cristiano anhela alcanzar su meta, pero Pablo nos recordaba que “¿no sabéis que los que corren en el estadio todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.

Como estos atletas tienen reglas muy difíciles, así también los creyentes en su carrera cristiana tenemos reglas que debemos de guardar si no queremos ser descalificados conforme las encontramos en la Biblia.

1).- En primer lugar, el creyente debe negarse a sí mismo, como mencionamos antes. Hebreos 12:1 dice, "Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante".

2).- Debemos tener nuestros ojos fijos en Cristo y no mirar ni para la derecha ni para la izquierda. En Hebreos 12.2 dice, "puestos los ojos en Jesús. El autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de El sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios". El cristiano siempre debe tener su vista puesta en Cristo.

3).- el atleta cristiano debe depender del Señor para su fortaleza diaria y no en la religión ni en el horóscopo ni en la lotería. Pablo en el libro de Efesios 6.12.- nos señala el “verdadero entrenamiento espiritual” que nos ayudarán para llegar a la meta, o sea el cielo. Al leer la Biblia y estudiarla a diario, ahí encontramos la fortaleza necesaria que necesitamos. Al orar a Dios siempre ahí encontramos el bálsamo que aliviará y sostendrá nuestra vida espiritual.

Los atletas que violan los reglamentos son eliminados: Los ejemplos de Pablo ilustran la necesidad de la autodisciplina y el peligro de hacer ostentación de las libertades que nos pertenecen.

Para ganar una carrera se necesita propósito y disciplina. Pablo usó esta ilustración para explicar que la vida cristiana demanda trabajo, auto negación y preparación seria.

Como cristianos, corremos a fin de obtener nuestra recompensa celestial. La disciplina de la oración, el estudio de la Biblia y la adoración nos equipa para correr con garantía.

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