Hoy en día el mundo está obsesionada con el amor. El amor es
un tema importante en el entretenimiento y en las conversaciones diarias. Desde
las películas románticas, pasando por las canciones populares y alguna que otra
literatura romántica. También es un gran negocio, sobre todo en televisión
donde cuentan sus vidas de amoríos y desamores infinidad de famosos buscando
solamente un beneficio económico. Igualmente pasa con las páginas de Internet done podemos ver como se dan consejos pertinentes a los despechados. Pero a
pesar de hablar tanto sobre el amor, pocos en el mundo entienden de qué se
trata.
La versión moderna del amor es descaradamente narcisista, totalmente
enfocada en el “yo” y desvergonzadamente manipuladora. Tan solo ven a su compañera
o compañero como un medio de gratificación personal, entonces no es de extrañar,
que las relaciones entre las personas no duren, ya que se trata de puro egoísmo.
Si la pareja actual no vive al nivel de las expectativas (o encuentran a
alguien más emocionante, más joven, o más interesante…), se van. Las personas
son receptoras, no dadoras; la humildad se considera como una debilidad y el
egoísmo es una virtud.
Nuestra sociedad confunde amor con sensualidad. A diferencia
de la sensualidad, el tipo de amor de Dios es canalizado hacia otros, no hacia
nosotros mismos Esta clase de amor va en contra de nuestras inclinaciones
naturales. Es posible practicar este amor sólo si Dios nos ayuda a poner a un
lado nuestros deseos e instintos, al grado que podemos dar amor sin esperar
nada en cambio. Cuanto más nos parezcamos a Cristo, más amor brindaremos a los
demás.
La Biblia enseña que la esencia del amor, que el verdadero
amor es el sacrificio personal.
En lugar de derribar a los demás, el amor bíblico nos enseña
a edificarlos (1 Corintios 8.1)
En lugar de procurar el bien propio, procura el bien y el
interés de los demás (1 Corintios 10.24)
En lugar de buscar satisfacer sus necesidades, busca
satisfacer las necesidades del otro (Gálatas 5.13).
La enseñanza bíblica del amor alcanza su cumbre en 1
Corintios 13:4-8, la descripción más hermosa del amor jamás escrita:
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el
amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza
de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El
amor nunca deja de ser.
En una sociedad moralmente corrupta en cuanto a relaciones
personales, el amor es un término confuso con un significado sin importancia.
Hoy la gente vive confundida todavía con lo que es el amor. El amor es la más
grande de las cualidades humanas y es un atributo de Dios, El que no ama, no ha
conocido a Dios; porque Dios es amor (1 Juna 4.8).
Este amor involucra servicio
sin egoísmo, busca el bien supremo de nuestra pareja, no es emocional, sino
intencional, es eterno, es el amor de Cristo entre nosotros, este amor entiende
perfectamente las necesidades y las aspiraciones de nuestro conyugue, así como
Cristo comprende nuestras debilidades y limitaciones, y es un amor que no busca
condenar sino ayudar.
Así es el verdadero amor de Dios “DAR TODO A CAMBIO DE
NADA”, cuando experimentamos esto es nuestra vida podremos disfrutar de un
verdadero amor.
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