01 noviembre 2025

Halloween y la Biblia: una mirada cristiana a las fiestas paganas

Cada 31 de octubre millones de personas en todo el mundo celebran Halloween, una fecha que muchos asocian con diversión, disfraces y dulces. Sin embargo, su raíz está muy lejos del entretenimiento moderno. Halloween tiene su origen en el festival celta de Samhain, celebrado hace más de dos mil años en Irlanda y Escocia. Para los antiguos celtas, el 31 de octubre marcaba el final del verano y el inicio del invierno una estación de oscuridad y muerte. Creían que esa noche los espíritus de los muertos regresaban al mundo de los vivos, por lo que encendían hogueras y usaban máscaras para ahuyentar a los malos espíritus. 


Cuando el cristianismo llegó a Europa, la Iglesia intentó reemplazar las celebraciones paganas con nuevas festividades: el Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). Aun así, muchas costumbres celtas permanecieron, y con el tiempo la víspera del Día de Todos los Santos, se transformó en Halloween. 

Aunque la Biblia no menciona Halloween directamente, habla claramente sobre la idolatría, la hechicería y la participación en prácticas espirituales oscuras. 

“No aprendáis a hacer según las abominaciones de aquellas naciones... No sea hallado en ti quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero.” 
Deuteronomio 18:9–10 

“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.” Efesios 5:11 

“Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz.”  Isaías 5:20 

Estas advertencias muestran que Dios desea que Su pueblo viva en santidad, no mezclando su fe con prácticas que tienen origen en la oscuridad espiritual. Aunque hoy muchos vean Halloween como algo inofensivo, su simbolismo la muerte, los espíritus, la brujería sigue conectado con realidades que la Biblia nos llama a evitar. 

El problema no es el disfraz o el dulce en sí, sino lo que celebramos y a quién honra nuestra participación. 
La Biblia enseña que el enemigo busca presentar el mal como algo atractivo o “divertido”, pero los hijos de Dios están llamados a discernir. 

“Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar.”  1 Pedro 5:8 

Como creyentes, debemos preguntarnos: 

¿Esta celebración glorifica a Dios o banaliza lo espiritual? 
¿Me acerca a la luz o me mezcla con las tinieblas? 

El discernimiento espiritual nos protege de participar inconscientemente en aquello que contradice los valores del Reino. 


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