La prosperidad ha llegado a las iglesias evangélicas,
(buenos a algunas). Construcciones nuevas, modernas y millonarias se alzan en
varios puntos de Madrid y sus alrededores. Estas súper-iglesias buscan la
comodidad del visitante, un edificio moderno, una silla confortable, aire acondicionado,
con cafetería, librería, parking, todo disponible para que las personas asistentes puedan sentirse
cómodas. Todo esto me imagino que tiene como objetivo el atraer a miles de personas
y que estas se puedan sentir cómodas. Esto me llevo a hacerme algunas
preguntas,
¿Por qué se construyen tantas iglesia súper-modernas, súper-grandes,
enfocadas a la comodidad de sus asistentes, y no se invierte ese dinero, que
por otro lado fluye de los “famosos diezmos” en ayudar al más necesitado?
Pues me voy atrever a dar dos respuestas a mis preguntas:
1).- Una de las razones que veo y creo, es que se construyen
estas súper-iglesias llenas de todo tipo de comodidad, mobiliario cómodo, iluminación
perfecta, sonido profesional, aludiendo al gran avivamiento que hay en España
de creyentes, y con el propósito de alcanzar más almas para Cristo, y donde los
hermanos puedan sentirse cómodos.
2).- La segunda es mucho más preocupante, construimos por
causa de las expectativas terrenales dominantes que se han impuesto dentro del
cristianismo, como las comodidades, el lujo, el impacto visual que agrada a los
sentidos. Se compran o edifican grandes iglesias con el único propósito de
brillar en este mundo, por tener la iglesia más grande, más moderna y el poder
material erróneamente identificado como sinónimo de éxito.
Conociendo un poco el funcionamiento de estas iglesias,
puedo deducir que los diezmos y ofrendas “han hecho el milagro”, de estas
modernas y majestuosas iglesias. Quizás sea legitimo gastar ese dinero en estas
mega edificaciones, pero no es muy ético, sabiendo que muchas personas
asistentes a las iglesia carecen de trabajo, y muchas otras sobreviven con
ayudas que no alcanzan al fin de mes.
No sería más cristiano conformarnos con nuestras iglesias que
por otro lado no estaban tan mal, e invertir ese dinero en ayudar al huérfano,
a la viuda, al enfermo, al hambriento, en construir comedores para que nadie se quede sin comer, o colegios donde nuestros hijos puedan aprender valores verdaderamente cristianos.
La verdadera iglesia de Jesucristo se edifica en vidas transformadas por su obra redentora, y esas vidas no necesitan suntuosos edificios en donde sentarse cómodamente a descansa, la verdadera iglesia se construye en la calle predicando el evangelio, dando de comer al hambriento, vistiendo al desnudo, llevando consuelo y esperanza a los afligidos.
Esta es la única
manera de edificar la mejor y más grande iglesia sobre la tierra, con vidas cambiadas
con vidas redimidas, con vidas transformadas por el poder del Evangelio.
Para terminar me hago una última pregunta ¿Se levantará
alguno defendiendo estos despilfarro de dinero en edificios, mientras millones
no tiene para subsistir y mueren de hambre espiritual y física en el mundo?
Pues bien todos tenemos la última palabra
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