El Gozo es la segunda característica del fruto del Espíritu
que aparece en Gálatas 5:22-23 (El fruto del Espíritu es amor, gozo…). No se trata de la alegría que nos producen las cosas
materiales o los placeres de este mundo ofrece, más bien el gozo en el
cristiano es el resultado de la obra expiatoria que Cristo ha ejercido sobre
cada uno de nosotros. (Juan 20.20).
Es el resultado de experimentar la
liberación de todas nuestras cargas y disfrutar de su gracia, por lo tanto el gozo
es un sentimiento que proviene de Dios que se mantiene permanentemente, siempre
y cuando nuestra comunión con Él no se rompa.
Muchos confunden el gozo con la felicidad. El gozo dice:
estoy contento con cualquier forma que Dios me trate. La felicidad dice: estoy
contento solamente cuando las cosas me salen bien, o cuando consigo lo que
quiero. Uno de los mejores ejemplos de un hombre que manifestó esta
característica del fruto del Espíritu Santo es el mismo apóstol Pablo en
Filipenses 4.10-13.- “En gran manera me
gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo
cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo
porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi
situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo
estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece”.
El gozo del cristiano es tan inclusivo y permanente que
puede sentirse, al descubrir la voluntad de Dios. (Mateo 2.10). Cuando damos
todo por causa de Cristo (Mateo 13.44). Cuando testificamos de Cristo. (Lucas 10.17)
o al tener un encuentro personal con Cristo (Lucas 24.52). En realidad Cristo
mismo es la fuente de gozo por encima de cualquier circunstancia de la vida. Un
buen ejemplo lo encontramos con Pablo y Silas, dice la palabra de Dios que
aunque estaban presos por causa de Cristo estaban gozosos en la prisión en
Filípos, (Hechos 16.25) (Juan 16.20).
El elemento de gozo fue una marca distinta de la iglesia en
sus inicios. (Hechos 2.46) “perseverando unánimes cada día en el templo en el
partimiento del pan y en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de
corazón”. Otro ejemplo podemos poner del etíope, “siguió gozoso su camino” (Hechos
8.39)
Pablo dirigiéndose a la iglesia de los tesalonicenses les exhorta
a estar gozosos, a orar y estar agradecidos a Dios. Obedecer estos tres
mandamientos, generalmente va contra nuestra inclinación natural, pero cuando
hacemos una decisión consciente para hacer lo que Dios dice, empezamos a ver a
la gente desde una nueva perspectiva, y descubrimos que es fácil estar gozoso a
un pensar de nuestras circunstancias o estados de ánimo.
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