01 septiembre 2013

Perseguidos por su fe.

Últimamente hemos podido leer como personas  por causa de su fe han sido perseguidos y asesinados. Esto no es un hecho aislado  pues son más de 150 millones de cristianos los que sufren alguna discriminación o son víctimas de la violencia, ya sea a mano de miembros de otras religiones o bajo regímenes totalitario, son perseguidos sufriendo un trato injusto como consecuencia de su fe. 

No se trata sólo de la violación del derecho a elegir su religión, sino de toda discriminación o trato vejatorio.
La persecución de estos hombres y mujeres que son perseguidos y maltratados por causa de su fe en Cristo Jesús  tiene distintos niveles, que van desde la opresión hasta la violación de los derechos fundamentales, como negar el acceso a la educación y al trabajo. A largo plazo puede desembocar en una severa persecución, para terminar tratando a los cristianos como ciudadanos de segunda clase a quienes no se les respeta ni los derechos más básicos.

Esta persecución de cristianos son en países como Corea del Norte, que bajo su régimen estalinista, sigue siendo el país más peligroso para los cristianos, y la comunidad más numerosa que persigue a los cristianos es  China, evangelizar a la salida de la iglesia está estrictamente prohibido por la ley china, pero hay también países como, Corea del Norte, Arabia Saudita, Afganistán, Irak, Somalia, Maldivas, Mali, Irán,Yemen, Eritrea, Siria y así hasta 50 países, donde ser cristiano implica ser perseguido hasta la muerte. [1]
No es mi intención comparar todos estos acontecimientos de la iglesia perseguida con ningún otro acontecimiento, pero no hay que ir muy lejos  para darnos cuenta de que  decir que eres cristiano puede acarrearte algún problema y también por supuesto ser maltratado, perseguido, e insultado.

En nuestro entorno, (familia, vecinos, amigos, compañeros de trabajo), decir públicamente que eres cristiano es practicante algo que “resta puntos” a una persona. Se reciben multitud de etiquetas, la mayoría de las cuales no son agradables de lucir. Al cristiano se le imagina con una serie de obligaciones y pautas de comportamiento que, contrastadas con lo que es la vida habitual de una persona de hoy día, se le encasilla como reprimido, anticuado, víctima de la imposición de unas normas de conducta y un “plan de vida” que tiene mucho de antipático, serio, aburrido, exigente…. En algunos casos la gente otorga un discreto y comprensivo comentario al que se sabe que es cristiano del estilo “si eres feliz haciendo eso” “si eso te sirve para no recae en tus vicios”... 

Muchas personas piensan  que ser cristianos, es “ser tontos”, “estar amargados”, “no disfrutar de nada”, “tener todo prohibido”, “ser raros” o “anormales “. Se piensa que ser cristiano es hacer una serie de cosas, muchas de ellas aburridas… y no hacer otra serie de cosas que los cristianos las hacemos y que son divertidas, apetecibles, deseables, pero sobre todo sanas.

Ser cristiano es ser  luz en medio de la oscuridad del pecado. Tener fortaleza en las debilidades. Poder decir no a todo lo que corrompe tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Y decir si a todo lo que te permite disfrutar de la vida plenamente.

Ser cristiano es vivir una vida plena  de gozo de  paz ante tanta adversidad, es vivir una vida de acuerdo con la Palabra de Dios: (Amar a tus padres, respetarlos, amar a tu prójimo)  es sonreír y gozar auténticamente de esta vida, llena de problemas, pero vivirla.

Ser cristianos es pagar el precio de no ser entendidos por muchos. ¿Estás dispuesto?
¿Yo si lo estoy?


[1].- Fuente: Puertas Abiertas  

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