Si algo tengo muy claro en ni vida es que todo lo que hago y
digo Dios lo ve y sabe todo, por eso siempre intento comportarme igualmente en
todos los sitios, en mi hogar, en la iglesia, con mis amigos, en mi puesto de
trabajo como un buen cristiano. Esta semana he sido testigo de algo muy curioso,
fue en un accidente de tráfico, y la discusión estaba bastante acalorada sobre
todo por parte de un hombre, que daba grandes voces y blasfemaba.
Después de un
buen rato de papeleo, cada uno se fue con su vehículo, y cuál fue mi sorpresa
cuando el señor mas acalorado, el que más voces daba, y el que continuamente
blasfemaba, llevaba una pegatina en su coche que decía textualmente “ATENCIÓN
AQUÍ VIAJAN CRISTIANOS”, me sentí un poco avergonzado, que habrían pensado las
demás personas y agentes de la autoridad allí presentes, quizá algo así,
como……. Pues menos mal que es cristiano. Sé por experiencia que no es fácil
conducir en Madrid, muchos coches, mucho
estrés, todos tenemos mucha prisa, y todo esto nos lleva la mayoría de las
veces a perder los papeles y a no hacer lo correcto y ceder a las presiones del
ambiente. Demasiado a menudo nos vemos presionados a comportarnos y vivir más
como el mundo que nos rodea.
Hay unas palabras en la Biblia en el libro de Daniel [1], que me animan mucho en mi lucha diaria por hacer la voluntad de Dios, estas son: “Propuso en su corazón no contaminarse con la comida del rey”, son palabras fuertes que expresan fidelidad a los principios y determinación a seguir un curso de acción. Cuando Daniel determinó que no iba a contaminarse, estaba siendo fiel a su determinación de siempre de hacer lo que Dios demanda de cada uno de nosotros y no ceder a las maneras de este mundo, (arreglar las diferencias con broncas, con insultos, con malas palabras y hasta veces con peleas)
Es más fácil resistir la tentación si uno fortalece sus
convicciones antes de que llegue la tentación. Daniel y sus amigos tomaron la
decisión de ser fieles a las leyes de Dios antes de enfrentarse a las golosinas
del rey, y no dudaron permanecer firmes en sus convicciones. Algunas veces nos
metemos en problemas porque no fijamos previamente los límites. Antes de que
surjan las situaciones difíciles, definamos nuestro compromiso con Dios. Así
estaremos listo para decir no cuando se presente la tentación, y podamos no
contaminarnos con las formas de este mundo, y si podamos comportarnos como auténticos
cristianos, es momento de comenzar a dar testimonio de lo que realmente
somos, esto es: hijos de Dios.
Comportémonos como tales, vivamos una vida que
demuestre que Jesús ha cambiado nuestra vida, que cada cosa que hagamos la
hagamos poniendo en primer lugar a Dios, que las palabras que de nuestra boca
salgan sean agradables y lleguen como olor grato delante de la presencia de
Dios.
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