Si tuviéramos la oportunidad de regresar al pasado y
cambiar algunas decisiones que tomamos, o evitar decir algunas palabras que
dijimos o evitar hacer cosas que hicimos, creo que muchos de nosotros no lo
pensaríamos dos veces.
Pero las cosas que hicimos en el pasado, no lo podemos cambiar,
pues lo hecho, hecho esta y si bien es cierto que muchas de esas cosas fueron
errores garrafales, debemos de ser conscientes que lo pasado, pasado está y hay
que olvidarlo.
El problema es cuando vivimos afanados en el pasado,
soñando como hubiera sido esto o aquello, si yo hubiera actuado o decidido de
esta manera, lo que hubiera sido si
hubiera decidido hacer una cosa u otra, pero tenemos que ser conscientes que eso
jamás existirá, lo que es, es y lo que hubiese sido, jamás será, así de simple.
Es hora de entender de debemos pasar la hoja de nuestra
vida, que las cosas que hicimos o dejamos de hacer en el pasado no pueden estar
obstaculizando nuestro presente y peor aun nuestro futuro.
Es hora de mirar hacia adelante y comprender que los
planes de Dios para nuestra vida son hermosos y perfectos, y si las cosas no
salieron como queríamos es porque El sabe que es lo mejor para nosotros.
Levántate y sonríe, porque lo que Dios tiene para
nosotros es más grande que cualquier sueño que un día te imaginaste
que merecías, pues así es el estilo de Dios y su perfecta voluntad.
Manos a la obra, Dios tiene para nosotros grandes desafíos,
propósitos, sueños y metas, es hora de olvidar el pasado y poner la mirada en
las cosas de arriba.
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