02 diciembre 2022

"El Terremoto"

Como cada martes me acerco hasta el Centro de Internamientos de Extranjeros en Madrid donde como capellán realizo la Asistencia Religiosa Evangélica a los hombres y mujeres que se encuentra allí retenidos por una falta administrativa, en espera de una deportación o bien, si trascurre dos meses sin ninguna notificación son puestos en libertad. En estas dos horas que estamos con ellos compartimos experiencias, problemas cotidianos, problemas de la familia, pero sobre todo compartimos del Evangelio, de las Buenas Noticias que es verdaderamente lo que necesitan oír “Buenas Noticias” y esa buena noticia es que Dios está con ellos y que puede cambiar su vida pase lo que pase, sean deportados o sean puestos en libertad.

Este último martes fue un día muy duro varios de estos muchachos se encontraban con una deportación inmediata a su país de origen con todos los problemas que ello conlleva, pero no por eso dejamos de alabar y orar al Señor con tanta fuerza que llamamos la atención de la seguridad del centro.

Me vino al corazón la historia de Pablo y Silas cuando estos fueron encarcelados en la cárcel de Filipos, dice que estos cantaban himnos al Señor y los presos los oían. Pablo y Silas no tenían ni idea de que un terremoto venia esa noche y que ellos iban a ser puestos en libertad. Ellos no estaban cantando porque iban a ser libres, ellos estaban cantando porque la prisión en realidad no les importaba, ellos eran prisioneros de Jesucristo y eso era todo lo que importaba.

Y lo especial de este día fue que estos muchachos no cantaban ni oraban porque iban a ser puestos en libertad o porque su deportación iba a ser anulada, cantaban y oraban porque amaban a Dios, porque Dios estaba con ellos.

Fue una reunión muy especial, esos muchachos aunque retenidos en una celda física con paredes y muros y a espera de ser deportados a sus países, no se encontraban presos, derrochaban libertad, sus palabra eran de confianza de agradecimiento al Señor, sabían que solo Dios podía anular esa deportación.

El terremoto no siempre llega, pero Dios estaba con ellos, las puerta no podían abrirse pero la presencia intima de Dios en Jesucristo les hacía sentirse libres.

Pero ese día El Señor mando un “Terremoto” en forma de aviso por megafonía y tres de esos muchachos que allí se encontraban cantando y orando fueron llamados urgente a la dirección del Centro donde les dieron la noticia de que su deportación había sido anulada por el Juez.

A muchos de los allí presentes, Cruz roja, funcionarios e internos les costaba entender todo aquello, querían encontrarle la lógica a lo que allí había ocurrido, pero no se trataba de buscar ni encontrar, se trataba de que Dios había obrado en las vidas de estos muchachos, y como Pablo y Silas que fueron puestos en libertad, estos muchachos al día siguientes también fueron puestos en libertad.

No sé si veré mas a estos muchachos, no sé cuál será su futuro, pero una cosa tengo clara y es que ellos siguen proclamando que la verdadera libertad está en Cristo Jesús. (Juan 8.32).

A ÉL sea toda la Gloria y Honra.

Esteban Moreno 

Capellán Evangélico del Cie. 

 

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