22 febrero 2020

Los ungidos de Jehová


Seguro que lo habréis escuchado más de una vez, o quizás os lo han dicho alguno que los que se hacen llamar ungidos de Jehová. Personalmente lo había oído muchas veces pero esta semana alguien me compartía el versículo a modo de regañina donde David se refiere a esta frase. Aunque no lo tengo muy claro el porqué, pero me lo imagino, pero bueno ni es el momento ni el lugar. Esta frase o versículo es muy utilizada por algunos “pastores” que se atribuyen unos poderes especiales supuestamente dados por Dios, y que con esa frase pretenden amedrentar a los que no comulguen con su doctrina.


Escuchamos a estos “pastores” y “maestros” decir: “si hablas en contra del ungido morirás” “si tocas al ungido morirás” “si no bendices al ungido de Jehová no serás bendecido”. De alguna manera nos piden dejar las enseñanzas de la Biblia y permitirles a estos Pseudos-pastores su interpretación personal de la verdad de Dios escriturada en su Palabra y dejada a nosotros para nuestra edificación en el cuerpo de Cristo, de donde todos y no solo unos pocos somos miembros capacitados en distintas funciones para que la obra del señor crezca. (Efesios 4.11-13)

¿Pero dónde encontramos esta frase? ¿Cuál es su verdadero significado?

El joven David era un fugitivo del rey Saúl, quien lo buscaba para matarlo. En cierto momento, Saúl se durmió en una cueva sin saber que más adentro estaba David con sus hombres (1 Samuel 24.3). Toda una oportunidad que Dios le estaba dando a David, para vengarse, hasta sus hombres, muy espiritualmente, le dijeron a David que ése era el día que Dios le había prometido cuando dijo, “He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere” (Vs-4) Pero sorprendentemente, David no mató al dormido Rey sino sólo “calladamente cortó la orilla del manto” de Saúl para mostrar que le había salvado la vida a su propio enemigo.(Vs-4) Entonces David dijo a sus hombres, “Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque él es el ungido de Jehová” (1 Samuel 24.6, 10).

El significado bíblico de ungir es el acto de aplicar ungüento o aceite sobre una persona o una cosa.  En tiempos bíblicos, la gente era ungida con aceite para significar la bendición de Dios o el llamado de Dios a la vida de esa persona (Éxodo 29.7; Éxodo 40.9; 2 Reyes 9.6). De hecho, según el Nuevo Testamento, todo creyente es un “ungido de Dios”, porque todos tenemos la unción del Espíritu Santo (1 Juan 2.20, 27).

Saúl había sido ungido como Rey y David respetaba eso. Los cristianos no debemos “echar mano” físicamente a nuestros pastores, mucho menos matarlos. Pero estos versos no nos hacen un llamado a no hablar en contra de las supuestas herejías enseñadas por algunos que se hacen llamar pastores, no es un llamado a no hablar la verdad y manifestar lo que es un error. La Biblia nos manda a discernir lo bueno y lo malo y hacer distinción entre ambos. Este verso no nos está mandando a guardar silencio ante aquello que sabemos que están mal. Si es cierto que el pastor ha sido ungido por Dios para el ministerio, este texto bíblico no significa que los pastores son literalmente intocables, no quiere decir que debemos callar y someternos a ellos como la única actitud legítima.

Como cristianos hemos sido llamados a predicar el evangelio y también a advertir sobre las falsas doctrinas y con esto no estamos faltando a nadie, pero si tenemos la obligación de llamar la atención a ciertos “pastores, corruptos que oprimen y enseñan falsas doctrinas al pueblo de Dios, aunque sí debemos de respetar a todo el mundo, pero esto sin poner la verdad de Dios por el suelo.

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