12 octubre 2019

#NoALasCasasDeApuestas


Once de la mañana, cualquier Instituto de enseñanza secundaria de cualquier barrio de Madrid, hora de recreo, de acercarse al “Chino” o a la pastelería de enfrente a comprar el almuerzo. Hasta esto tan típico en muchos de nuestros centros de enseñanza está cambiando, ahora el importe del almuerzo es para jugárselo en la casa de apuestas que hay enfrente del instituto, cada día un buen grupo de adolescentes se pasa sus treinta minutos de descanso jugándose los cinco euros que su familia le ha aportado para el almuerzo. Y es que después de la generación perdida de los años 70-80, por culpa de la heroína, se está  haciendo una generación muy adicta al juego, con el grave peligro que conlleva la ludopatía.


La ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sus consecuencias son alarmantes no solo para la persona que lo padece, sino para su entorno familiar y profesional. Desde tristeza, aislamiento social, absentismo laboral, disminución del rendimiento, hurtos entre familia o compañeros de trabajo, despidos… hasta el propio suicidio.
Lo que se está sufriendo en las familias y muchos de nuestros jóvenes por culpa de la proliferación de tantas casas de apuestas, colocadas estratégicamente en las grandes ciudades, es algo bestial, es impresionante. Y no solo en establecimientos físicos, sino también online. Estás navegando con el ordenador y las ventanas emergentes de publicidad de apuestas es avasalladora. Se entra sin darte cuenta, empiezas con poco y caes en la trampa muy rápido. Una verdadera trampa para los más jóvenes.

Por otro lado, está el elevado número de famosos que incentivan a millones de jóvenes (...) llevándolos por el camino de la ludopatía. Son futbolistas, youtubers y presentadores conocidos que abogan por el patrocinio de las casas de apuestas en pos de un beneficio individual y en detrimento del bienestar social y económico de miles de familias trabajadoras.

Las casas de apuestas utilizan todo tipo de planes de marketing para tentar a los más jóvenes, y menos jóvenes a que arriesgue tanto dinero como sea posible. A menudo ellos ofrecen comida y bebidas alcohólicas económicas y aún gratuitas, lo cual estimula la embriaguez, y de ese modo, ocasiona una disminución en la habilidad de tomar decisiones sabias.

Muchas familias hoy en día están sufriendo la insatisfacción de las necesidades básicas por causa de la adicción al juego de uno de los miembros. Los ludópatas privan a sus familias de las cosas básicas como alimentación, atención etc. por el único hecho de que a ellos les gusta más pasar tiempo jugando. Nadie puede calcular la pobreza y miseria que traen para sí mismos y sus familias los que se han enviciado con el juego, ya que la familia se deshace, las deudas se acumulan, mientras el dinero es malgastado.

En la vida, algunas veces somos seducidos por la tentación y nos sometemos a aquellos antojos y deseos mundanos que, con el tiempo, terminan dominándonos y controlándonos. En la generación de los ochenta, muchos jóvenes se vieron sumidos en la heroína teniendo que acudir a centros especializados para tratar la adicción y conocer que podíamos cambiar nuestros hábitos y nuestra vida y  recordándonos que, gracias a Dios, hay una salida para toda adicción o tentación y su nombre es Jesucristo, el que todo lo puede.  

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