07 julio 2017

Postureo

Todavía no tiene registro en los diccionarios, y aunque se trata de una palabra o expresión de nueva creación, y que es usado sobre todo en el contexto de las redes sociales, esta muy de moda, y seguro que sera una de las candidatas a palabra del año.



 Me refiero a la palabra “postureo” que son formas de comportamiento y de pose, más por imagen o por las apariencias que por una verdadera motivación. Es un exhibicionismo que requiere público. Se practica siempre en lugares públicos porque, lo que importa es que te vean el mayor número de personas posibles. Sin ese público requerido, no tendría sentido el postureo.

La palabra es nueva pero la actitud es tan antigua como la vida misma. Postureo es la mezcla de parecer lo que no se es y aparentar como natural una actitud que es totalmente estudiada y artificial, con la intención de crear ante los demás una imagen que no es.
Quien “posturea” poner de manifiesto sus intenciones;  ser estimado, aplaudido, reconocido o favorecido mediante el auto-ensalzamiento de su imagen personal. En una palabra, busca una recompensa vana. Lo que le importa no es lo que es, sino lo que aparenta ser.

Pero Jesucristo nos dice felices, dichosos quienes hacen el bien sin buscar ser retribuido ni busca privilegios, ni popularidad.  Las cosa que hagamos no tienen que buscar ensálzanos o recompensarnos, sino tratar de hacer lo correcto. Jesús nos explica  que es fundamental no vivir de reconocimientos humanos, sino de la firme esperanza en que el Padre que está en lo secreto te recompensará, es decir, en la recompensa en la resurrección de los justos. Y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. (Lucas 14.14)

Hoy en día existe el postureo laboral, el postureo político, el postureo de las redes sociales pero también está floreciendo el postureo espiritual.

Cuando algún cristiano trata de impresionar a los no cristianos para tener influencia sobre ellos por medio de cosas materiales, manifestaciones, fiestas, etc dejan de confiar en Dios.
Dios te ama y te acepta como eres, no por lo que haces, no necesitamos posturear para impresionar a las personas, para que puedan vernos que somos muy “espirituales”, y aunque el hombre se fija en las apariencias.  Dios se fija en el corazón. Afortunadamente, Dios juzga por la fe y el carácter, no por las apariencias.


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