19 marzo 2017

Falsificaciones

Seguro que más de una vez te han ofrecido o has visto vender en la calle ropa, perfumen, zapatillas  deportivas, relojes y una infinidad de productos a muy bajo precio. Aunque aparentemente parecen originales, es fácil deducir que todos estos objetos son falsificaciones de los originales. Son simples “imitaciones”, copias baratas del original, que no tienen ningún valor.


Pero no solamente en el mundo de la moda hay falsificaciones, también en el mundo espiritual. Circulan por ahí “supuestos pastores” que están enseñando un evangelio adulterado, falso, sin ninguna base Bíblica. Algunos  enseñan un evangelio de milagros,  otros un evangelio de prosperidad, o un evangelio social.  Más aún; otros piensan en un evangelio de alimentos, de sanación o de “fe.  Y por supuesto hay algunos quienes simplemente piensan en un evangelio musical.

Muchos se pueden preguntar, ¿entonces cuál es el verdadero Evangelio? Echemos un vistazo a lo que dice las Sagradas Escritura:
“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:1-4). 

La Biblia enseña que Dios y los seres humanos pecaminosos pueden reconciliarse a través del pago que hizo Jesús por nuestros pecados en la cruz y su victoria sobre la muerte. Estas son las Buenas Nuevas las auténticas, las que habla la Biblia.
El apóstol Pablo vio a un competidor de este evangelio de la gracia. Lo llamó “un evangelio diferente”. Se veía real, pero era una falsificación. Me maravillo que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. (Gálatas 1:6).

Algunos estaban predicando "un evangelio diferente", enseñaban que para que los gentiles fueran salvos debían cumplir con las leyes y costumbres judías, especialmente el rito de la circuncisión. La fe en Cristo no era suficiente. Este mensaje dañó la verdad de las buenas nuevas de que la salvación es un regalo, no una recompensa por ciertas obras. Cristo Jesús permitió que estuviera disponible para todas las personas, no sólo para los judíos. El auténtico evangelio de la gracia descansa en lo que Jesús hizo por nosotros, no en lo que podemos hacer por nosotros mismos.

No aceptes ninguna falsificación.



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