10 abril 2016

Honrado en lo poco

En esta semana estaba entregando un pedido y a la salida me topé con una cartera. Inmediatamente fui al cliente y se la entregue, ¡Ah¡ muchas gracias pero no tiene nada de valor, fue su respuesta. De vuelta a casa me venía a la memoria el mandamiento que nunca deberíamos olvidar, El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tiene en lo mucho (Lucas 16.10)


Cuando hablamos de personas honradas nos estamos refiriendo a persona, que actúa conforme a las normas morales, 
diciendo la verdad y siendo justa.  La honradez en todo sentido nos hará disfrutar de paz interior y nos produce una gran satisfacción  a nosotros y por supuesto a nuestro prójimo. 

De ese modo fortalecemos nuestro carácter, lo cual nos permitirá servir a Dios y a nuestros semejantes. Además, seremos dignos de confianza ante los ojos de Dios y de los que nos rodean.

Por otra parte, si somos deshonestos en nuestras palabras o acciones, nos perjudicamos a nosotros mismos y también a los demás. Si mentimos, robamos, engañamos, o no hacemos todo lo que se nos requiera  en servir a Dios, a nuestro prójimo o en el trabajo, perderemos el respeto por nosotros mismos, perderemos la guiánza del Espíritu Santo y por supuesto descubriremos que las personas ya no confían en nosotros.

El ser honrado a menudo requiere valor y sacrificio, especialmente cuando hay  otras personas  que traten de persuadirnos a justificar una conducta deshonesta. Si nos encontramos en una situación así, recordemos que la paz y la satisfacción  que deriva de ser honrados es más valiosa que cualquier recompensa material conseguida deshonestamente.

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