08 noviembre 2015

No tengo yo mayor gozo que este

Estaba descargando el camión cuando alguien se acercó, a mí: ¿eres Esteban?, si, le conteste ¿no me conoces? no, fue mi respuesta, perdóname pero mi memoria de vez en cuando me falla. Enseguida me puso al corriente, mi nombre es Pepe (el nombre es ficticio, porque no le dije que iba a publicar esta historia), y nos conocimos hace 20 años en Alicante. 


Enseguida me refresco la memoria, y claro que me acordaba de él, cuando le conocí era un joven rebelde, bastante rebelde, con graves problemas de drogas, desde que le vi la primera vez me propuse poder trasmitirle lo que a mí me había sacado de la esclavitud de las drogas. Le dije una y otra vez que Dios podía ayudarle a cambiar de vida, que era demasiado joven para echar a perder su vida, pero una y otra vez recibía la misma respuesta; no, no y no. No quería saber nada del evangelio, hasta que un día desapareció, y no volví a saber nada de él.

Cuál fue mi  alegría cuando me dijo, ¿recuerdas aquellas palabras que me decías? ¿Recuerdas los versículos de la biblia que me compartías? Pues tuvieron su fruto, después de volver de Alicante llegue a Parla, (Madrid) desorientado, sin saber qué hacer, lo que si sabía era que si no hacía algo pronto, iba otra ver a volver a lo mismo, por otro lado no me podía quitar de mi cabeza las palabras que cada mañana me decías, así sin saber cómo me encontré en una iglesia evangélica, donde me ayudaron, me apoyaron hasta el día de hoy, donde formo parte activa de la congregación.

Meditando en esta hermosa historia me venía a la memoria las palabras  de Juan, el apóstol, cuando estaba escribiendo a Gayo, un hijo espiritual.
"No tengo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad” [1]

Juan está diciendo que entre las muchas cosas que podían alegrarle la vida hay una que sobrepasa a todas las demás, y es el enterarse que aquellos que un día les trasmitió el evangelio, están andando como es digno del Señor que los llamó. No hay mayor gozo en el corazón de un cristiano, cuando ve que su siembra cayo en buena tierra, que su trabajo para el Señor no es en vano.

Nada me animo más este día que oír que aquella vida que estaba en oscuridad hoy está rodeada de la luz del Señor, que su vida está totalmente restaurada porque estaba aplicando los principios de la Palabra de Dios. Esa clase de noticias son las que hacen que los días difíciles se vuelvan "días llenos de alegría".

Para mí personalmente no hay mayor alegría saber que aquellas personas que un día lejano les hablamos del evangelio, que no volvimos a saber nada de ellos, y que de pronto nos enteramos que están viviendo los principios que les trasmitimos, ¡¡Cómo se nos hincha el corazón y dibuja en nuestra boca una tremenda sonrisa!!

Amigo con esta pequeña historia, sólo quería recordarte que nada levantará más el corazón de aquellos que te aman y  que un día te lideraron en el Señor que el saber que tú andas en la verdad que ellos te han enseñado.

[1].- 3 Juan 1.4

1 comentario:

  1. me parece una historia muy conmovedora, me alegra que haya tenido un final feliz...y lo entiendo un poco, porque tengo una amiga que no entiende el sentido de la vida y por problemas en casa, ella quiere quitarse la vida...ella me escucha cuando le doy consejos y todo, le hablo de que piense en el futuro, en su familia, que trate de arreglarlo pero no quiere tratar...No quisiera esperar durante 20 años para obtener alguna respuesta de ella. Si pudieras darme un consejo, te lo agradecería, ¡por favor! gracias.

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