06 marzo 2010

¿Quien vive en ti?

Deja que tu imaginación vuele libre por un momento e imagínate, que tu personalidad, es una casa. Para algunos puede ser un hermoso y enorme castillo, con torres altas y las banderas ondeando en la torres, un lugar que es seguro. Para otros puede ser una cabaña de campo escondido en el bosque, un refugio de paz y tranquilidad. Para otros, podría ser una bonita casa al lado del mar, con una tumbona, y una cálida brisa agradable.

Ahora bien, nos acercamos a la puerta de esa casa. Y vemos a alguien llamando a tu puerta y la pregunta es, a quien iban a encontrar en su interior. ¿Quién vive en ti?

He
conocido a gente que me daba la impresión de que si iba dentro de la "casa" de su vida, no me iba a encontrar a nadie. O si me iba dentro de su casa, estaría lleno de basura, que no habría ningún espacio para nadie.

O algunos cuyas casas son grandes e impresionantes en el exterior, pero una vez que entra todo es artificial.

¿Quién vive en ti? Esa es la pregunta para nosotros, ¿Quien es el que guía tus decisiones? ¿Quien determina el curso de tu vida? ¿Qué determina la manera de pensar y tratar a tu prójimo. La mayoría de nosotros nos gustaría decir que es nuestra fe en Cristo, que determina lo que somos. Pero, ¿es así? Porque hay dos tipos de personas que pueden estar en nuestra casa, los ciudadanos del mundo, o los ciudadanos del cielo.

¿Quién vive en ti? Piensa en las decisiones que has hecho esta semana. ¿Quién las hizo, un ciudadano de este mundo o un ciudadano de los cielos?

Recuerdas la forma en que has hablado con las personas que te rodean y la forma en que has tratado a tus vecinos, amigos, hermanos. ¿Quien estaba presente?, ¿Se trata de un ciudadano del cielo, ¿O es un extraño de este mundo, uno que le importa poco los demás, que solamente piensa en sí mismo, cuyas acciones no pueden dar testimonio de la fidelidad hacia Dios.

¿Quién vive en ti? ¿Qué te mueve cada día de tu vida?

Qué bien les irá a esos siervos a quienes el patrón encuentra despiertos y listos cuando él regresa a casa. Les digo la verdad: el patrón pedirá a los siervos que ocupen su lugar en la mesa, se dispondrá y él mismo les servirá. (Lucas 12.37)

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