16 febrero 2009

Corazones corruptos


Llevamos una temporada que no se habla de otra cosa que de la corrupción, la mentira, el engaño, el fraude, y el robo.

Pero la corrupción,  no es solamente una cosa perjudicial o inconveniente, o el desvío de los fondos públicos y la falta de dinero para reparar los camino, o el hecho de que algún agente policial es un bandido, que mediante la ayuda de algunos amigos influyentes se llenan los bolsillos. O son los engaños, que los presidentes traman para mantener su puesto.

Pero hay otra clase de corrupción, cuando el corazón del hombre se aparta de  Dios, esto es  la esencia de la corrupción, y de tal corazón salen los hechos corruptos que tanto daño hacen

Jesús dijo:

Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 

Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

Hubo un tiempo cuando no existía ninguna corrupción, Dios proveo al hombre lo necesario para vivir una vida digna, fueron creados a su imagen, les dio un trabajo, y le puso la ayuda idónea, también le dio la oportunidad para probar su lealtad, les mando no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.

¿Qué paso? El tentador les ofreció una alternativa a quien creer y a quien obedecer, y el corazón del hombre se corrompió.  La muerte espiritual fue inmediata.

Pero a diferencia de los hombres que no quieren solucionar la corrupción, Dios nos ofrece ser rescatado de la corrupción por medio de la fe. Jesús murió para rescatarnos del poder de Satanás y darnos una vida nueva. Jesús dijo:

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo

Este nuevo nacimiento es el principio de una nueva vida, una vida de servicio a Dios.

La vida nueva es un regalo de Dios. No puedes comprarla ni merecerla. Tu parte es arrepentirte y entregarte completamente a Dios. Su parte es darte un corazón nuevo y el poder para vencer en cada tentación. Luego te toca a ti poner toda diligencia al leer y obedecer la palabra de Dios, y de esa manera añadir a tu fe el conocimiento para comprobar la voluntad de Dios.

Tú no puedes acabar con la corrupción  ¡Pero Dios quiere que le dejes a él acabar con la corrupción que hay dentro de tu corazón!

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5.17).

 

 

 

 

 

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