“Dios (...) ahora manda a todos los hombres en todo
lugar, que se arrepientan” (Hechos 17.30). ¿Pero que es el arrepentimiento? En
el Nuevo Testamento arrepentimiento, por lo general, es traducción de la palabra
griega “metánoia” que significa “un cambio de mente respecto al pecado, a Dios
y a uno mismo, cambio de propósito (2 Corintios 5.17), cambiar de manera de
pensar, cambiar de actitud y no sólo penitencia. El arrepentimiento implica
darnos cuenta de que nuestras acciones pasadas fueron pecaminosas (quebrantaban
las leyes buenas y beneficiosas de Dios) y que necesitamos cambiar nuestra
manera de vivir para siempre.
El arrepentimiento es un requisito tan esencial como la fe para que la persona llegue a convertirse en un verdadero cristiano. El arrepentimiento fue el primer mensaje en el ministerio de Juan el Bautista (Mateo 3.2); el primer mensaje en el ministerio del Señor Jesucristo (Mateo 4.17); el primer mensaje en la iglesia primitiva por medio de Pedro (Hechos 2.38) y también ocupó un lugar prominente en las enseñanzas de los apóstoles, y esto debe ser una enseñanza continua de cada cristiano.
¿Entonces Dios no perdona a todo el mundo?, no, rotundamente no, Dios perdona y ofrece su misericordia a las personas que se arrepienten y se apartan del pecado, necesitamos entender esta verdad para llevar a las personas de una forma genuina a los pies de Cristo.
Como Juan El Bautista nosotros preparamos el camino al Señor, ¿pero donde llegaba ese camino en el que Jesús iba a caminar? Iba al corazón del hombre, por eso Juan utilizaba la Ley de Dios para preparar ese camino decía: Arrepentíos, dejar de robar, dejar de extorsionar, dejar de calumniar, no codiciéis lo que no es vuestro. Juan utilizaba la Ley para hacer ver que había algo en nuestra vida por lo cual nos teníamos de que arrepentir.
Cuando Dios Padre vio que el camino estaba preparado envió a su hijo Jesucristo para empezar su Ministerio, y Juan le presento como “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”
Antes de presentar a Dios a alguna persona tenemos que
preparar el camino de arrepentimiento para que Jesús encuentre ese camino despejado de pecado y así el Señor pueda entrar en el corazón de esa persona.
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