Con esta respuesta contesto el faraón al ruego de Moisés y
Aarón cuando se presentaron ante él y le dijeron: Así dice el Señor, Dios de
Israel: “Deja ir a mi pueblo para que celebre en el desierto una fiesta en mi
honor.” El faraón se consideraba a sí mismo como un dios. En aquella época
todas las entidades nacionales tenían sus propios dioses. La pregunta del
faraón refleja que evidentemente le repugnaba recibir órdenes del dios de un
pueblo esclavo. Si este dios fuera tan poderoso, ¿Cómo es que su pueblo cayó en
esclavitud?
El pasado día 3, sábado, desfilaron por las calles de El
Cairo en un traslado histórico escoltados por guardias a caballo, actores,
cantantes y bailarines egipcios las momias de 22 faraones y otros miembros de
la antigua realeza desde el Museo de Antigüedades Egipcias a su nuevo hogar en
el recién inaugurado Museo Nacional de la Civilización Egipcia.
No me llamo mucho la atención la retrasmisión aunque fue curioso por el
lujo, la fanfarria y las medidas de seguridad. En ese desfile estaban los
restos momificados de los gobernantes de Egipto, hombres y mujeres que alguna
vez fueron considerados dioses, siendo trasladados de un lugar de descanso a
otro.
Qué curioso que un día después de ese desfile, a la mañana
siguiente, los cristianos de todo el mundo se reunieron para celebrar que otro
Rey dejaba su tumba, no muerto, sino vivo. Nadie le movió, sino que Él solo se
movió, lleno de vida, a diferencia de 22 pseudo-dioses, éste realmente estaba
vivo y era y es Dios. La diferencia entre el sábado y domingo es que mientras
unos yacían en restos momificados, otro, Jesús resucito.
Quizás fue uno de esos faraones el que pudo haber dicho:
"¿Quién es el SEÑOR para que yo le obedezca?" (Éxodo 5.2); sin
embargo, sus restos sin vida se exhiben en el mismo fin de semana que marca el
triunfo del Señor viviente a quien cuestionó.
Sé que algunos que lean esto simplemente dirán que tanto las
afirmaciones egipcias sobre la divinidad como las afirmaciones divinas de Jesús
son del mismo tipo, ambas tonterías falsas. Pero eso no hace justicia a la
evidencia de la resurrección de Jesús y el impacto que ha tenido en la historia
y en la de muchas personas.
Hoy muchos cristianos podemos contestar a la pregunta de ese faraón: “Este Rey es el Rey de todos los reyes, con una diferencia clara pero profunda: ya no está muerto. Él es el único Rey que resucitó de la muerte para que la humanidad pueda tener vida eterna, y esto es una realidad porque Jesús esta vivo, porque Jesús esta presente entre nosotros.
Pero esta misma pregunta prende de los labios de muchos
seres humanos: "¿Quién es el Señor para que yo le obedezca?" Él es el
Rey de reyes, que ha resucitado de entre los muertos y es el Señor de Señores
que dio su vida y resucito por toda la humanidad. Hoy cuando leas esto puede
ser el día que puedas aceptar a Jesús como Señor y Salvador de tu vida. Esta
declaración debe hacerse ya, porque mañana puede que sea demasiado tarde. Se le
debe dar el lugar que le corresponde en nuestras vidas. Es el único Rey que
derrota a la muerte y el único Rey que da vida.
Llegará un día en que Cristo regresará, y todo ojo se
volverá hacia el cielo, toda rodilla se doblará y todos verán que Él es Rey de
reyes y Señor de señores. Será un espectáculo que eclipsa y eclipsara cualquier
espectáculo como el del sábado con los faraones.
Él es el que triunfa, y ante quien no solo los faraones,
sino los reyes, los presidentes y toda la humanidad, un día se inclinarán.
(Salmo 72.11)
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