No me gusta echar la mirada atrás pero siempre que celebro
un año nuevo me viene a la memoria una frase súper-conocida, súper-repetida,
pero que nunca o pocas veces se cumple. Esta no es otra que: Año Nuevo Vida
Nueva. Y me convencía de que a partir de ese primero de enero todo iba a
cambiar en mi vida, dejaría mis malos hábitos que eran muchos y dañinos, que sería
una persona más responsable, que cumpliría con todas mis obligaciones, en fin
cambiar de vida. Pero alrededor del 7 de enero todas esas buenas promesas se
desvanecían como la niebla y el rocío de
la mañana.
No hay nada malo en cuanto a enunciar tales resoluciones,
típicas de Año Nuevo. Todos nos proponemos hacer cosas que luego de comenzar muchos
fallamos en sostener, pero la buena noticia es que cada año es una oportunidad
para empezar otra vez y comenzar de nuevo. E igualmente, también tenemos la
oportunidad cada semana. El lunes es el primer día de la semana e implica un
nuevo comienzo, y más, ¡cada día es una
oportunidad para comenzar de nuevo!
Yo este año no he pronunciado esta famosa frase porque hace
ya 35 años si se hizo posible este cambio en mi vida, la cosa era que se lo pedía
al año nuevo y verdaderamente quien me podía dar una nueva vida era solamente el
dador de la vida: Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se
realizarán. (Proverbios 16.3)
Hoy en estos primeros días del año quiero compartirles uno
de los pasajes que he seleccionado, (Salmo 1.1-6) que nos habla de algo relacionado
con nuevos comienzos y nuevas oportunidades, y nos sugiere algunas resoluciones
posibles para este Año Nuevo.
Al afrontar el reto y el desafío de un nuevo años este salmo
nos ofrece palabras de ánimo. Nos anima a tener el buen hábito de pasar tiempo
con Dios y anhelar sus palabras, meditando y deleitándote en ellas.
La promesa es que si te «deleitas» en la Palabra de Dios y
«meditas» en la Escritura «noche y día» (VS-2), tu vida será bendecida. La
felicidad proviene de conocer a Dios. La bendición es lo que te ocurre al
conocer a Dios y meditar en sus palabras.
Dios te promete fecundidad (que, cuando llega su tiempo, da
fruto, VS-3b), vitalidad (sus hojas jamás se marchitan, VS-3) y prosperidad (Todo
cuanto hace prospera, VS-3d), aunque no sea necesariamente prosperidad materia.
La clave para una vitalidad y una fecundidad perdurables, y
en última instancia, eternas, estriba en nuestra relación con Dios.
Si procuramos seguir «el camino de los justos» sobre el que
habla este salmo, tendremos la seguridad de que el Señor mismo cuidará de nosotros
(Vs- 6).
Deseo de corazón que pasen un feliz Año Nuevo al lado de sus
seres queridos y que todas tus metas se concreten. Recuerden que siempre habrá
momentos difíciles en la vida, lo importante es superarlos y seguir adelante
con la ayuda de Dios.
Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá
tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía. (Salmo 37.5-6)
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