Llega fin de año y es tiempo de hacer balance del 2020, y si
lo pusiéramos en una balanza esta se inclinaría a favor de todas las cosas
terribles que han sucedido este año, que si lugar a dudas han sido realmente
difícil para muchos. Pero no veo el sentido de insistir en todas las cosas malas
que no han sucedido, también es verdad que nos han ocurrido cosas buenas, y también
es importante que nos centramos en los aspectos positivos.
No quiero decir que debamos fingir que las cosas malas no han ocurrido. No, en absoluto. Hay cosas malas en nuestro mundo, ya sea en 2020 o cualquier otro año, y sería fácil elaborar una lista sustancial. Quiero decir que podemos alimentar nuestra negatividad revisando continuamente nuestros problemas y quejándonos de ellos, o también ver las cosas buenas que nos han ocurrido. Nuestros tiempos difíciles no son las únicas cosas que nos han pasado en 2020. Este año algunos lo han descrito como un año "terrible" o incluso como el "peor año" a nivel mundial. Aunque los historiadores sin duda señalarían que hay algunos otros contendientes muy fuertes para el “peor año” es cierto decir que 2020 ha sido un año como ningún otro en nuestras vidas. Incluso ahora, los efectos del covid-19 continúan repercutiendo en nuestras vidas y agravan las luchas “normales” de cada día.
Cierta vez leí algo que me quedo grabado: “Dios no
desperdicia ninguna experiencia”. Dice la Palabra de Dios que: “Sabemos que
Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman” (Romanos 8.28).
O, parafraseándolo, Dios ha trabajado, y está trabajando, por el bien de sus
hijos en cada parte de sus vidas, buenas y malas. No hay situación que Dios no
pueda utilizar y no utilice.
Esto va en contra de nuestro pensamiento normal. Miramos los
eventos en nuestras vidas en este año 2020 y no podemos comprender cómo Dios ha
podido sacar algo de bueno de ello.
Pero cuando reflexiono sobre este año, sé que Dios ha hecho
cosas buenas:
He pasado más tiempo con mi familia del que habría pasado de otra manera. He visto a un gran número de personas, tanto cristianas como no cristianas, reevaluar sus opciones de vida a la luz del riesgo de enfermedad y muerte. El año extraño me ha llevado a tener más oportunidades de hablar del evangelio. Este tiempo de confinamiento me ha ayudado a comprender que dependemos más de Dios que el que podemos imaginar. Me ha ayudado a a ayudar a mas personas y sobre todo me ha hecho estar más en comunión con Dios. Y, por supuesto, algo en lo que siempre estaré agradecido incluso en los tiempos difíciles, es que Jesús sigue siendo rey. Tenemos una herencia gloriosa. Nada puede separarnos del amor de Dios, ni siquiera la enfermedad o la muerte. Podemos tener confianza en el futuro, incluso si las reglas de covid-19 cambian todo nuestro entorno.
Dios siempre es muy bueno. Siempre hay cosas positivas que ver.
Asegúrese de no simplemente revolcarse en los malos tiempos de 2020 en esta
época reflexiva del año; hay muchas cosas por las que agradecer a Dios si las
buscamos.
Que tenga un feliz año 2021.
No hay comentarios:
Publicar un comentario