La última del papa Francisco, tienen que ver con unas
declaraciones en las que apoya la creación de leyes que amparen la unión civil
entre personas del mismo sexo. Las palabras del Papa emergen del documental
Francesco, estrenado estos días atrás en el Festival de Cine de Roma. “Los
homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen
derecho a una familia. Lo que tenemos que hacer es crear una ley de uniones
civiles. Así están cubiertos legalmente. Yo apoyé eso”, señala el Pontífice en
la película.
No nos debe extrañar mucho porque de vez en cuando, el Papa
(especialmente este) dice cosas que no solo no son muy católicas sino, lo que
es más importante, increíblemente antibíblicas. ¿Y qué ocurre, cuando esto
pasa? Pues sencillamente que hay un gran impacto cada ver que un creyente
escucha que la palabra de Dios es blasfemada,
pero me cuesta entender que los cristianos se sorprenden de que el Papa
pueda decir cosas tan antibíblicas. Como si no supiéramos que la oficina del
papado es la más blasfema del mundo.
Tomemos, por ejemplo, su título Pontifex Maximus. (Pontífice
Máximo) Este título significa que él es el mayor mediador entre Dios y el hombre. Pero
no es el único mediador, también lo son la Virgen María, los santos y todo
sacerdote y cardenal que confiesa. Pero las Sagradas escrituras son clara, solo
tenemos un mediador Jesucristo y solo Jesucristo. (1 Timoteo 2.5) Este es un
ejemplo, entre muchos, que demuestra cómo el cargo en sí mismo es blasfemo y
deshonra a Dios.
Conozco algunas personas católicas que están conmocionados
por las cosas que dice el Papa. Al igual que con cada ídolo que ponemos nosotros
mismos en el lugar de Dios, eventualmente quedaremos decepcionados. Ningún
ídolo terrenal puede igualar la gloria, el poder y la santidad del único Dios
de las Escrituras. El Papa que se ha propuesto ser el vicario de Cristo en la
tierra, nunca podrá imitar perfectamente al verdadero Jesús de las Escrituras. ¿Pero
qué podemos hacer los que verdaderamente servimos al Dios verdadero?
Pues con todas estas declaraciones antibiblicas se nos abre una gran oportunidad para que los
cristianos hagamos lo único que estamos llamados a hacer: abrir la palabra de
Dios y declararla a cualquiera que la escuche. Recordemos que la fe viene por
el oír, y el oír por la palabra de Dios. (Romanos 10.17)
Nada, absolutamente nada podrá convencer a alguien de ser
salvo sin la palabra de Dios. Ni ningún milagro (Lucas 16.31), ni la buena voluntad
u obras de hombre (Romanos 9.16). Lo único que tiene el poder de salvar almas
es escuchar el Evangelio. (Romanos 10.14-17)
Entonces, ¿Qué haremos cuando venga a nosotros un católico decepcionado
por lo que dijo su Papa? Sencillamente le diríamos: "¿Les parecería bien
que miráramos la Biblia juntos?" Entonces podríamos demostrar que el papa dice
cosas evidentemente no bíblicas, y esto nos da una oportunidad para demostrar a
través de las Sagradas Escrituras que todas esas declaraciones tan “bonitas”
para los oídos son antiblicas, y no porque lo digamos nosotros, sino porque lo
dice la Biblia.
Estas declaraciones papales, que a estas alturas han sido
muchas, son una clara oportunidad para que los cristianos enfaticemos el punto
de vista de que las escrituras por sí solas pueden salvar, santificar y guiar a
la iglesia y que solo las escrituras tienen las respuestas. La iglesia no basa
sus creencias en la tradición. Creemos que las Escrituras son claras y
autosuficientes para guiar a la iglesia. Entonces siempre que tengamos esa
oportunidad, abramos nuestra Biblia y les podamos mostrar esos versículos que hablan
de la salvación, como Juan 1-4, Efesios 2, etc.
De vez en cuando, el Señor nos abre puertas para predicar el
evangelio, es imperativo que aprovechemos esas oportunidades. Sabemos que las
palabras que ha dicho el Papa han sacudido las creencias de algunas personas. No
debemos enfadarnos con esas personas, ni decirles ¡ya te lo dije!, no perdamos
la oportunidad concentrándonos en cosas que no importan en la eternidad, sino
aprovechemos esta oportunidad para abrir la Biblia y compartir con ellos la
verdadera salvación.
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