Cuando nos referimos a las especies invasoras podemos
definirlas como animales, plantas u otros organismos que se desarrollan fuera
de su área de distribución natural, en hábitats que no le son propios o con una
abundancia inusual, produciendo alteraciones en la riqueza y diversidad de los
ecosistemas, resultando normalmente muy dañinas. Que una especie invasora
resulta dañina, significa que produce cambios importantes en la composición, la
estructura o los procesos de los ecosistemas naturales. (Wikipedia).
Como podréis leer es una introducción un poco fuera de lo
normal, pero tiene mucha lógica para lo que quiero compartir con todos
vosotros. Me explico, aunque tengo que reconocer que soy un apasionado de las
tecnologías y de todo que conlleva, (aunque reconozco mi torpeza), tengo que
decir que mucha de la tecnología ha llegado a nuestra vida como una especie
invasora que se han instalado en nuestro vivir, produciendo alteraciones y
cambios en nuestra manera de funcionar y de ver las cosas.
La tecnología ha penetrado en todas las actividades humanas
de forma positiva, pero también ha dejado dudas sobre su impacto en la sociedad
debido al tiempo dedicado a ella. Como cristianos estas “especies invasoras”, los
smartphones, los lectores de libros electrónicos, las tablet, los ordenadores portátiles
no hacen más fácil el trabajo, pero también ha relegado nuestras actividades
como los devocionales, la lectura de la Biblia y nuestros momentos de oración un
segundo plano.
¿Es que acaso es malos, o es pecado usar los aparatos
tecnológicos?
¡No! Lo primero que he dicho es que soy un apasionado de
estos aparatos, pero reconozco porque lo he vivido, y por eso lo sé, aunque a
lo mejor solo me pasa a mí. Es que estar frente a un aparato tecnológico no
produce en mí el mismo sentido de inmersión que tener, por ejemplo la Palabra
de Dios impresa delante de mí. Una tablet la utilizo para muchísimas cosas.
Pero cuando estoy frente a una Biblia impresa, lo único que hago con ella es
estudiar la Palabra de Dios. Además, por alguna razón, se me hace mucho más
fácil el pasar de leer la Biblia impresa a orar, que leerla en la Tablet que al
final siempre los dedos te llevan a ver los me gusta del Fabebook, los like del
Instagram o los Retweet de Twitter, olvidándome de la oración, y todo porque he
utilizado un “objeto invasor”. En esta
etapa de mi vida, la mayor parte de mi día es frente a algún tipo de aparato
tecnológico. Ya sea editando un artículo, escribiendo algún documento, escribiendo
algún mensaje, o aun viendo algún video en Youtube, casi todo el día tengo una
pantalla frente a mis ojos, y los objetos invasores me quitan mucho, demasiado
tiempo que podía dedicarlo a cosas mucho más importantes.
Pero hay un argumento más de porque me gusta más, mucho más
mi Biblia impresa, y es que me permite dejar un testigo tangible a mi fe.
Cuando haya corrido mi carrera y recibido mi recompensa, mi Biblia vivirá como
un testimonio de mis intereses, de mi carácter y, en última instancia, de mi
profesión cristiana, y esto es algo que simplemente no puedo hacer con mi
aplicación y mi tablet.
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