Estaba maniobrando con mi coche para aparcar, y aunque puedo
decir en mi defensa que tenía muy poco espacio, roce al que estaba aparcado a
mi lado. Después de preguntar a varios vecinos si sabían dónde estaba o vivía
el propietario del coche, y como la respuesta fue que no, lo que hice fue dejar
en el parabrisas una nota con mis datos para que pudiera ponerse en contacto
conmigo y hacer el parte correspondiente. Los vecinos no podían entender lo que
estaban viendo, “por nosotros no se preocupe, no hemos visto nada”. “No tiene
por qué dejar sus datos, si eso no lo hace nadie”. Podía haber hecho dos cosas.
Hacer caso a esas personas, que por lo visto es algo muy común, o hacer lo que
hice, dejar una nota para que el propietario del coche se pusiera en contacto
conmigo.
De vuelta a casa pensaba en lo que había ocurrido, y la
reacción de la gente, ¿Habría pensado la gente que era bobo? Porque no había
hecho nada extraordinario, simplemente había actuado como cualquier persona que
ame a Dios. La Biblia nos dice, que debemos vivir una vida digna del evangelio.
Específicamente, en Filipenses 1:27, Pablo nos enseña que debemos: «Comportarnos
de una manera digna del evangelio de Cristo». Y eso es lo que había hecho
comportarme como un cristiano que ama a Dios y a su prójimo como a sí mismo.
Mi familia, mis amigos, la gente que vive a mi alrededor
sabe que amo a Dios con todo mi alma, con toda mi mente y con todo mi corazón,
y eso no solamente tengo que decirlo, sino vivirlo cada día, en cada
circunstancia, en cada situación, y como a donde quiera que voy llevo mi
bandera como ciudadano del cielo, debo comportarme de una manera digna. Esa
bandera es una señal de mi comportamiento para los demás. Así que necesito
actuar de una forma que la honre y no que la deshonre. Sé que si la gente ve
esa bandera cuando me comporto adecuadamente, eso honra al Señor. O bien, si la
gente ve esa bandera mientras hago cosas terribles, eso deshonra a mi Dios. Ese
amor a Dios me llama a vivir de una forma que sea digna de mi ciudadanía celestial.
Y esto es esencialmente lo que Pablo le está diciendo a los Filipenses y a
nosotros: «Ustedes son ciudadanos del cielo aun mientras viven aquí en la
tierra, asegúrense de vivir de tal forma
que honren y no que deshonren al Señor».
Pablo a lo largo de sus cartas nos invita a que nuestro
comportamiento sea digno:
En Efesios 4.1 Pablo vuelve a decir: "Por tanto, yo,
preso en el Señor, suplico que viváis de una manera digna de la vocación con
que habéis sido llamados”.
En 1 Tesalonicenses 2.12, Pablo explica que él pacientemente
exhortó e instruyó a los Tesalonicenses " para que anduvierais como es
digno del Dios que os ha llamado a su reino y a su gloria." Él le dice a los Colosenses que siempre ora “para que andéis
como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y
creciendo en el conocimiento de Dios" (Colosenses 1- 9-10).
Dios espera que nos comportemos y vivamos como corresponde a
cristianos, viviendo de tal manera que elevemos la reputación del evangelio. No
debemos hacer nada que menoscabe su reputación. Esto significa que cada
cristiano está representando a Dios en cada pequeña cosa, en cada pequeño
detalle que hagamos, y lo tenemos que hacer sabiendo que cada acción correcta, le estamos dando
gloria a esta nación celestial y a su gobernante, o si lo hacemos incorrecto le
estamos causamos reproche.
Así que la pregunta
que tú y yo debemos hacernos diariamente es:
¿Estamos viviendo una vida digna del Evangelio?
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