26 enero 2019

Tuve hambre y… ¿Me distes de comer?


Tuve hambre, y formaron una comisión para considerar mi problema,
–Estuve en la cárcel, y se retiraron en silencio a orar por mi libertad,
–Estuve desnuda, y reflexionaron sobre la inmoralidad de mi aspecto,
–Estuve enferma, y agradecieron de rodillas por su propia salud.
–Necesitaba un techo, y me predicaron sobre el refugio del amor de Dios.
–Estuve en soledad, y me abandonaron para ir a orar por mí.
–Parecen tan santos, tan cerca de Dios….
–Pero yo todavía sufro hambre, frío y soledad……


Existen diferentes opiniones en cuanto si a la iglesia le corresponde el trabajo de atender la acción social. Para salir de dudas, primero debemos saber que significa la ayuda social. Son todas aquellas acciones que se desarrollan en beneficio de un conglomerado o grupo de personas. Segundo, debemos ver lo que dice las Sagradas Escrituras respecto a desarrollar acciones concretas en beneficio del prójimo: Isaías 1.17: Aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Salmos 82.3- 4: Defended al pobre y al huérfano: Haced justicia al afligido y al menesteroso. Librad al afligido y al necesitado, libradlo de mano de los impíos. 1 Juan 3.17-18: Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Santiago 2.14-17: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.  Mateo 25.36-40: Estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.


Si hay alguna duda con respecto a si tenemos o no tenemos la iglesia la responsabilidad social de los más necesitados todas estas citas de las Sagradas Escrituras proveen razones más que suficientes y exhortaciones claras y persuasivas de lo que tenemos que hacer, que es precisamente ayudar, proteger y proveer las necesidades del prójimo, y tomar la responsabilidad moral de reflejar el amor de Dios y la fe cristiana en obras tangibles y concretas.

Santiago, en el capítulo 2 versículos 14-17 denuncia la ineficacia de la vida cristiana cuando esta no está esencialmente conectada con la responsabilidad social de proteger y atender de aquellos que se encuentran en necesidad. ¿Cómo podemos decir que tenemos fe en un Dios de amor, cuando no reflejamos este amor para con los demás de una manera clara y tangible en acciones concretas de ayudar a quienes viven en necesidad y se encuentran en estado vulnerable? Al no hacerlo efectivamente estamos negando el amor de Dios y  por lo tanto este tipo de fe está muerta.

Santiago va un poco más lejos obviamente siguiendo esta línea de pensamientos e introduce un concepto más amplio de la definición de pecado, (Santiago 4.17). Para Santiago el pecado no solo tiene que ver con infligir la ley de Dios, es decir no solo se refiere a la lista de prohibiciones las cuales nosotros como cristianos debemos seguir. Pecamos cuando omitimos lo que es bueno. Pero se puede preguntar ¿Qué es lo bueno? A lo cual Santiago responde, la religión pura, o sea buena, (Santiago 1.27) que es atender a los necesitados, cuidar a los desprotegidos y tomar responsabilidades por las personas vulnerables. Por lo tanto omitir estas prácticas es una acción pecaminosa ya que se niega el carácter y el amor infinito de Dios.

La persona que ofrece palabras de bienestar y sin embargo no hace nada en cuanto a comida ni ropa, realmente no han hecho nada. Cuando oramos por los enfermos, por los hambrientos y los indigentes, por lo necesitados ¿hacemos algo para satisfacer sus necesidades? Si expresamos nuestra fe solamente hablando palabras, ¿No seremos culpables de expresar nuestra fe sin ponerla en práctica? el cristianismo debe ser practicado para que sea real.

Quiero pensar que todos estos argumentos aquí presentados no sea un post más, espero y es mi oración que sea el inicio de una transformación total en nuestra vida para retornar nuestra responsabilidad atendiendo al llamado a los más necesitados.

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