"Ahora sí, en 2019 me pongo en forma". "Este
año si lo consigo”,". "Año nuevo, vida nueva". Estas frases y
similares se repiten una y otra vez los últimos días del mes de diciembre, y
con el comienzo de un nuevo año llega el momento de poner en práctica los
propósitos que se fueron asumiendo durante los últimos días de las fiestas
navideñas. Tengo algunos objetivos físicos porque son buenos para mi salud,
pero mis metas no están simplemente enfocadas en lo físico.
Como cristiano,
estoy desarrollando las maneras de crecer espiritualmente. Pablo escribe: “porque
aunque el ejercicio físico sirve para algo, la piedad es útil para todo, porque
tiene promesas de vida para el presente y para el futuro” (1 Timoteo 4.8).
Pablo no está diciendo que el ejercicio físico no sirve, él
no estaba menospreciando el ejercicio físico. Después de todo podemos observar como
Pablo pasó unos tres años en Éfeso, donde había un gran Coliseo en el que a
veces se celebraban los juegos olímpicos de la época. El Apóstol Pablo usó el ejemplo de la carrera
de aquellos tiempos para compararla a la vida y el andar del creyente, en 1 Corintios
9.24 al 27. Y aunque el Apóstol Pablo no se le recuerda como una persona que
practicaba el “running” a no disponer de medios de transporte y ni siquiera de
un caballo o de un burro, el apóstol se trasladaba de un lugar a otro andando,
para lo cual se tenía que ser una persona dura y fuerte físicamente para cubrir
las distancias que recorrió a través de todo el Imperio Romano, o sea que es
evidente que caminó hasta la extenuación. Y ya sabemos cómo se recomienda hoy
el caminar regularmente cada día para conservar la buena salud.
Pero él hace énfasis en que tenemos que crecer en la piedad,
¿Por qué?
El ejercicio físico, el ejercicio del cuerpo le ayuda a
usted solamente en esta vida. Crecer en la piedad tiene doble provecho, pues
tiene promesa de esta vida presente y de la venidera.
Entonces veamos la manera de
como crecer espiritualmente.
1. Habla con Dios a través de la oración.
Sin comunicación constante, (oración) cualquier relación no
durará. Sin embargo, muchos cristianos, que profesan tener una relación con
Dios, rara vez, o nunca, hablan con Dios. Podemos pasar semanas o incluso meses
sin hablar con Dios. Sorprendentemente, muchas de estas mismas personas se
preguntan por qué sus vidas espirituales no crecen, parecen obsoletas. Y es que
todas las relaciones necesitan comunicación. Porque amo a mi esposa y quiero
una relación duradera con ella, hablo con ella. Comparto mis pensamientos con
ella. Le cuento acerca de mis luchas. Le agradezco todas las cosas que ha hecho
por mí. Le pido ayuda cuando la necesito. Del mismo modo, porque amo a Dios y
quiero una relación duradera con Él, le hablo. Pablo le dice a la Iglesia en
Filipos: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses 4.
6).
En este punto, podríamos pensar, para mi es fácil hablar
con mis seres queridos, porque ellos responden”.
Esto nos lleva al siguiente punto.
2. Deja que Dios te hable a través de su Palabra.
Si quieres escuchar la voz de Dios, lee tu Biblia. La
Palabra de Dios es la principal fuente de comunicación de Dios. Por supuesto,
Dios también se revela a través de la creación. Sin embargo, es a través de los
sesenta y seis libros de la Biblia que recibimos una comunicación especial de
Dios. Este año, deja que las palabras de Dios saturen tu vida cada día. No
dejes que pase un día sin estudiar, sin escudriñar la Palabra de Dios, El
estudiar en profundidad la Biblia puede compararse al extraer oro de una mina.
Si hacemos un pequeño esfuerzo y sólo “cogemos los guijarros en el arroyo”,
sólo encontraremos un poco de polvo de oro. Pero si nos esforzamos en realmente
“excavar en ella”, la recompensa será de acuerdo a nuestro gran esfuerzo.
3. Habla con otros, testifica del Evangelio.
Una de las mejores maneras de crecer en la fe es
comunicársela a los demás.(1 Juan 1.1-3) Lo que ha sido desde el principio. Lo que hemos oído. Lo que hemos visto
con nuestros propios ojos, eso es lo que tenemos que mostrar a las personas. Cuando testificamos con respecto a la esperanza que hay
dentro de nosotros y de nuestra fe en Jesús, haciéndolo con gentileza y respeto,
eso nos hará crecer espiritualmente.
4. Deja que otros te hablen, estudia, crece.
Es importante que seamos continuamente discipulados,
enseñados por otros. Todos necesitamos personas confiables que nos enseñen, que
oren por nosotros, que nos alienten, que nos aconsejen y hablen la verdad en
nuestras vidas. Hay tanto que podemos aprender unos de otros. Entonces, tómate
tiempo este año para buscar cristianos fieles que puedan ayudarte a estudiar, a
profundizar en el estudio de las Sagradas Escrituras y así crecer
espiritualmente.
Tengo claro que si cada día fielmente acudo a mi cita con el
ejercicio físico, con el tiempo, mi cuerpo me lo va agradecer y será bueno para
mi salud.
De la misma manera, si soy fiel con la oración, con la
lectura de la Palabra de Dios, con hablar de lo que Dios ha hecho en mi vida y
no dejo de aprender cada día más de la vida de Jesús, influirá en mi vida,
tanto en el presente y en el futuro.
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