Cada vez que se acerca el fin de año a muchos de nosotros nos
da por hacer un balance del año que termina y ponernos unos propósitos para el
año que comienza. ¿Es bueno? ¿Es malo? Sinceramente no lo sé. Diseñando una
postal con un proverbio, hoy jueves tocaba el capítulo 27 y escogí el versículo
1, que dice: “No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el
día”. Aprendí de esta porción de las Sagradas Escrituras lo importante de dejar
HOY, nuestro MAÑANA, en las manos de Dios, y no jactarnos de lo que no depende
de nosotros.
Por muy buenos propósitos que tengamos para el año que comienza,
nuestra vida, nuestra familia, nuestro ministerio, todo depende de Dios.
Pero si puedo hacer balance de lo que he vivido en este año
que termina, y quiero agradecer a Dios por todo aquello que recibí de Él. Quiero
darle las gracias por la vida, por cada día que me levante y pude ver la luz de
la mañana, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no
pudo ser.
Gracias por las personas que a lo largo de estos meses amé, por
las amistades nuevas, por aquellos que están más lejos, por los que me dieron
su mano y aquellos a los que pude ayudar con los que compartí la vida, el
trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, ha habido cosas que no hecho correctamente Señor,
y hoy quiero pedirte perdón; perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal
gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras
vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir muchas veces sin
entusiasmo.
Comienza un nuevo año y te presento estos días que sólo Tú
sabes Señor lo que nos deparara. Solo te pido paz, gozo, fuerza, prudencia, y
sabiduría. Quiero ser un instrumento en tus manos, vivir cada día con optimismo
y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz. Quita
de mi toda falsedad y cierra mis oídos a palabras mentirosas, egoístas,
mordaces o hirientes. Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi vida
se llene sólo de bendiciones, pero no para mí, sino que las valla dejando en
cada acción que haga. Lléname de amor de
gozo de bondad de misericordia para que cuantos conviven conmigo o se acerquen
a mí encuentren en mi vida un poco de TI.
Este es el balance de un año que termina, y mis propósitos
para el nuevo año, pero todo será si Dios lo permite.
¡¡¡Feliz año nuevo!!!
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