Pablo nos habla de que en la iglesia primitiva había personas
que conforme a la diversidad de dones provenientes del propio Espíritu Santo, prestaban
ayuda y lo hacían de diferentes maneras. Nos dice que: “A unos puso Dios en la
iglesia, primeramente apóstoles.” Ellos debían ir de un lugar a otro para
fundar iglesias y ordenar ministros. Luego había profetas, algunas de los
cuales profetizaban, y otros recibían el don de explicar las profecías. Luego
estaban “los maestros,” que eran probablemente los que enseñaban la Palabra de
Dios, había evangelistas que viajaban por todos los lados proclamando la verdad.
A continuación dice: los que hacen milagros, después los que sanan, y el
apóstol no olvida mencionar otra clase de personas, llamados: “los que ayudan.”
¿Pero que es el don de ayudar?
El don de ayuda es la capacidad de trabajar al lado de otro
con alegría ayudando a esa persona a
completar la tarea que Dios les ha dado. Normalmente son personas que prefieren
trabajar detrás de escena. También tienden a encontrar gozo en ayudar a aliviar
las cargas y responsabilidades de los demás. Este regalo se acompaña
generalmente con una actitud de humildad y sacrificio, así como la habilidad de
percibir las necesidades de los demás.
En el libro de John Bunyan, El Progreso del Peregrino, este
describe el trabajo de esta clase de hombres y mujeres, dice que: “Ayuda” vino
a cristiano cuando él estaba sumido en el “Pantano de la Desesperación.”
Esto paso en mi vida, justo cuando estaba
a punto de hundirme después de haber perdido todo, trabajo, familia, amigos y
darme cuenta de que a pesar de todo mis esfuerzos, me estaba sumiendo más y más
profundamente en el cieno, súbitamente vino a mí una persona quien extendiéndome
su mano, me dijo algunas palabras de aliento y me sacó del pantano, me puso en
el camino de la esperanza y afirmó mi marcha.
Así es el hermano que posee este don, tiene un ojo pronto
para ver la necesidad, un corazón tierno para cuidar al prójimo, un pie pronto
para ir al necesitado, un rostro amoroso para animarlos y bendecirlos, y una
mano fuerte con la cual sostener al necesitado.
Todos necesitamos a nuestro lado personas que nos ayuden.
Maestros necesitan ayudantes, médicos necesitan enfermeras, conductores
necesitan copilotos. Un Pastor puede tener una gran visión, proponer un buen
plan de acción o diseñar la estructura de un ministerio cristiano, pero sin
hermanos sin este don no llegara muy lejos.
El apóstol Pablo fue una persona que
contaba con gran energía, tenía una gran visión, un entusiasmo contagioso pero
él también necesitó personas con ese don.Algunas de esas personas son mencionadas por nombre en la
Biblia, como, Timoteo, Erasto, Febe, Priscila y Aquila. Algunos le ayudaron en
su tarea administrativa, Tercio ayudó a Pablo como su secretario, (Romanos
16.22), otros, como Gayo ayudó a Pablo
con sus posesiones, ofreciéndole su casa,
(Romanos 16.23).
La madre de Rufo debía de haber sido una mujer muy especial. Pablo dice de
ella que le ayudó comportándose con él como una madre dándole cuidado y cariño.
(Romanos 16.13)
De acuerdo a nuestros dones y experiencia siempre habrá algo
que podamos hacer, o quizás no puedas hacer mucho, pero puedes ayudar; quizás no
puedas predicar, pero puedes ayudar; quizás no puedas orar en público, pero
puedes ayudar; quizás no puedas ofrendar mucho dinero, pero puedo ayudar;
quizás nunca seas un anciano o un diácono, pero puedes ayudar.
Gracias a Dios que ha dado el don de ayudar a personas
especiales que pueden acercarse a otros en misericordia, gracia y amor. Hombres
y mujeres que pueden levantar el corazón ayudando a llevar una gran variedad de
cargas que no podemos y no debemos llevar solos.
A Él sea toda la Gloria y Honra.
Acertado, como siempre.
ResponderEliminarGracias por la reflexión.
Bendición