Se acerca la navidad y entre otras muchas cosas, también se
acerca el tiempo de los imperativos: «Se debería» y «no se debería»; «se debe»
y «no se debe». ¿Y porque? Porque con la
Navidad mucha gente comienza sus reflexiones sobre el nacimiento de Jesucristo.
De que, si hay que celebrarlo, de que no hay que celebrarlo, y mucho menos que
la celebremos el 25 de diciembre. Si como cristianos, creemos que Dios se hizo
hombre, para la salvación del mundo, ya que sin la encarnación no podría haber
salvación. Entonces, me sorprende que los cristianos entremos en esas polémica
de que si, o que no debemos celebrar la Encarnación de Dios, aunque sea en esta
época que llamamos Navidad.
Si es verdad que a los cristianos no se nos ordena que
celebremos la Navidad. De hecho, a los cristianos no se nos ordena que celebremos
ningún día festivo. Sin duda tenemos la
libertad para hacerlo, pero también para no hacerlo. Hay quien considera que un
día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los
días, no pasa nada, dice Pablo: Cada uno debe estar firme en sus propias
opiniones. (Romanos 14.5). Todos los
años pasa lo mismo hay cristianos que piensan de una manera y otros de forma
diferente. Cristianos han tratado la Navidad como un día festivo cristiano;
otros cristianos la han tratado como cualquier otro día. La importante es que
ambos han estado plenamente convencidos delante del Señor.
La Biblia es clara respecto a que no estamos obligados a
celebrar la Navidad ni ningún otro día festivo. No hay imperativos bíblicos que
nos manden a recordar especialmente el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre. Pero
los que celebramos la Navidad, eso sí con un gran conocimiento de lo que
estamos haciendo, no es malo, porque lo que estamos recordando es que Dios se
humanó, por puro amor, para ofrecerse como sustituto en nuestro lugar para
soportar el castigo que merecían nuestros pecados. Este es el verdadero motivo de la Navidad.
Esta es la razón de porque yo y mi familia celebramos la Navidad, no solo una
vez al año, sino todos los días de
nuestra vida.
Los cristianos no estamos obligados a venerar ningún día por
encima de otro, incluidos nuestros propios cumpleaños, aunque, hay algunos de
los que no celebran la Navidad, que apartan en sus calendarios el día en que
cumplen un año más de vida, y lo celebran. Y eso ¿es malo?, es ¿anti-Bíblico?, no.
Celebramos la Navidad, no porque tengamos que hacerlo, sino
porque lo decidimos libremente. Esta libertad, después de todo, es lo que Jesús
nos dio con su venida. Cuando reconocemos que no hay un mandato especial que
obedecer ni gracia que ganar, entonces podemos celebrarlo con la verdadera
libertad que Dios nos da. Celebrarlo o ignóralo, esa es tu libertad en Cristo. Pero si
juzgo o desprecio a los que se oponen a mi forma de pensar, me estoy perdiendo
el punto de que la libertad en Cristo me da.
Pero si el mundo, quiere una vez al año acordarse de ese
milagro y celebrarlo que lo haga, que yo y mi familia nos sumaremos a esa
celebración. Pero si no quiere celebrarlo no pasa nada, pero eso sí, nuestros
puntos de vista no deben ser usados como un arma para atacar o denigrar a
aquellos con criterios opuestos, tampoco deben ser usados como un galardón para
el orgullo sobre si se debe celebrar esta festividad o no.
Termino con una frase de un buen amigo y hermano respecto a las fiestas de Navidad “El que quiera celebrarla, que la célebre... y el que no quiera, que no la célebre... Pero, por favor, tengamos una Navidad en paz”.
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